Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

¿Cómo era la mujer ideal en 1968?

Mercedes
Mercedes


Les voy a pedir que sean un poquito indulgentes, porque hay que ponerse en la mentalidad de la España de finales de los 60 para entender el reportaje de hoy. Y es que en esa época, sí, se organizaban concursos para encontrar a la "mujer ideal". Concursos que contaban con el respaldo de toda la sociedad, desde la revista 'Telva' hasta los ayuntamientos, pasando por los medios de comunicación, y en los que se valoraban aptitudes como ser buena cocinera, buena costurera y tener algo que se denominaba, así, en abstracto, 'inquietudes intelectuales'.

Hoy algo así sería impensable, se tiene una visión de la mujer más amplia... O quizá no tanto como nos pensamos, porque con todo lo modernos, avanzados e igualitarios que nos creemos, de cuando en cuando saltan noticias que te ponen los pelos de punta. Creo que en el fondo sigue habiendo mucho machismo en España, aunque de otra forma. Ustedes opinarán.

En cualquier caso, de todo ello ninguna culpa tiene nuestra protagonista de hoy, Mercedes Torres, que ganó un concurso que, créanme, era muy cotizado en la época. Ella fue la 'Mujer Ideal' de Aragón en 1968. Recuperando este texto, y a través de ella, quiero rendir homenaje a las españolas de los 60. Las abnegadas españolas de los 50 y 60, que se deslomaron a trabajar, dentro y fuera de casa, sin que se les reconociera nunca ni dejaran de ser una extensión de sus maridos:

El jurado deliberó ampliamente. En el platillo de la balanza pesaban méritos muy distintos. Y todos buenos. Finalmente, el platillo en el que se encontraban las muchas cualidades y los muchos puntos que había obtenido doña Mercedes Torres, inclinó la balanza prácticamente por unanimidad. Así, doña Mercedes Torres ha resultado Mujer Ideal de Aragón 1968. Doña Mercedes tendrá que ir a Madrid a disputar el título de Mujer Ideal de España próximamente. Al marchar lleva con ella muchas posibilidades de traérselo. Lo dicen sus excelentes intervenciones en las pruebas de cocina, de economía doméstica, de costura. Doña Mercedes Torres es una luchadora nata que sabrá llevar hasta el final estas posibilidades.

A título casi anecdótico hay que decir que la decisión de doña Mercedes Torres de presentarse a concurso vacilaba mucho al final. Tenía miedo de no estar a la altura de las circunstancias. Tenia miedo de que su esposo, en un exceso de cariño hacia ella, la adornase con cualidades que no correspondieran a su verdadero ser. Las pruebas han demostrado sobradamente que el esposo de doña Mercedes estaba en lo cierto. Que el amor no es tan ciego como dicen, sino que, muy al contrario, es clarividente. Así, el esposo de doña Mercedes la veía "ideal" y en secreto la presentó al concurso. Doña Mercedes Torres no quiso decepcionar a su esposo, y, además, orgullosa del gesto de su esposo acudió a todas las pruebas, saliendo no sólo airosa, sino campeona. Me contaba un muy observador miembro del jurado que doña Mercedes fue la única aspirante que en la prueba de cocina trajo consigo un delantalito, que se puso sencillamente sobre el vestido en el momento de cocinar.

-¿Usted considera esto muy importante?

-¿Importante? ¡Importantísimo! Menuda ganga si una mujer se pone ante la cocina con un vestido de salir. En seguida le piden otro al marido...

Siempre lo he dicho: no hay nada como los detalles. Doña Mercedes concluyó su trabajo y limpió cuidadosamente su parte. Luego, ante el pasmo de los curiosos, pudo presentar dos platos y casi todo un postre confeccionado en el mismo tiempo que se exigía para preparar solamente un plato. Hay que añadir que todo estaba magníficamente preparado.

-Y, además, exquisito... -dicen todos los que lo probaron-.

El menú que doña Mercedes presentó consistió en: una tortilla de patata, calabaza y cebolla, un pollo a la chilindrón y un postre de repostería. Esto se realizó con la módica cantidad de 150 pesetas. Considerando que la cantidad estaba calculada para seis personas.

Doña Mercedes Torres, siempre amable, contesta las preguntas de la periodista.

-¿Tuvo alguna razón para elegir el menú?

-A veces un mal trae un bien. Tres de las concursantes pensábamos preparar uno de nuestros más famosos platos típicos: los huevos al salmorrejo. Como esto no parecía muy correcto, yo cambié y dije: bueno, pues por lo menos haré dos platos.

Pero doña Mercedes hizo tres, y los tres estupendos.

-¿Qué prueba consideró más difícil?

-Pues la última. Le tenía mucho miedo, la verdad.

-Entonces, ¿irá usted a Madrid, doña Mercedes?

-Sí, iré. Ahora, de momento, me dedicaré a prepararme mucho porque no quiero dejar a Aragón en mal lugar. Así es que...

Doña Mercedes Torres hará lo que pueda. Estas palabras tienen en su boca una garantía: hará mucho.

La prueba de costura también fue un buen éxito para doña Mercedes. Consistía en hacer un ojal, un dobladillo, un sobrehilado, labor de punto...

-Creo que han sido obsequiadas con muchos regalos, ¿le han gustado?

-Nos han obsequiado espléndidamente, pero no he tenido tiempo material de abrir todos los paquetes. Estoy deseando volver a casa para abrirlos, pues soy muy curiosa.

Con todo, con ser una perfecta ama de casa, hay algo más en la personalidad de nuestra Mujer Ideal de Aragón 1968. Las circunstancias tristes de su vida -pérdida de dos hijos- influyeron en ella decisivamente. Hizo que tomase derroteros fuera del hogar. Doña Mercedes, con un hijo de catorce años, tiene tiempo más que de sobra para proyectarse hacia otros trabajos que no sean exclusivamente domésticos. Hace unos meses montó una peluquería, que ahora piensa ampliar a estudio de belleza.

-Por la mañana dejo mi casa organizada y me marcho a mi trabajo. Después de comer, vuelvo a él.

-¿Cómo emplea sus ratos libres?

-Pinto algo. Me gusta pintar. Leo mucho acerca de la pintura: me distrae y, además, aprendo.

Es una de las características de doña Mercedes. No da nunca nada por aprendido. Siempre piensa que tiene que seguir aprendiendo. Buena característica para presentarse y ser Mujer Ideal.


No, Mercedes no ganó el certamen nacional. A ver si consigo saber algo más de ella y lo cuento aquí.


Y mañana...

Treinta y ocho años asando castañas

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión