Blog La voz de mi amo
por Matías Uribe
Tributo a Héroes y Bunbury
Hace mucho tiempo que perdí interés por los discos de 'tributo'. A finales de los ochenta, recuerdo haberme comprado uno, en una feria de coleccionismo, dedicado a Neil Young, con versiones de Nick Cave, Pixies, Sonic Youth
Tenía explicación y sustancia: era la primera vez si mal no recuerdo- que veía un disco de estas características y el plantel de 'revisionadores' resultaba de lo más curioso y excitante. No se cómo ni porqué, pero, entrados en los noventa, comenzó la retahíla de tributos a todo quisqui y con el tiempo hasta les llegué a coger tirria. Cansaban.
Porque, ¿qué sentido tienen este tipo de discos? ¿Acaso los 'tributadores' van a engrandecer más a los homenajeados? ¿Serán capaces de hacer olvidar las canciones del idolatrado? Item más: ¿cabe en cabeza alguna que un fan deseche las canciones de su venerado artista o grupo para quedarse con la colección de versioneros? Preguntas que para mí desembocaron hace ya mucho tiempo en una única conclusión, al margen intereses comerciales más o menos evidentes: son una anécdota, una pura curiosidad, carnaza para husmear en cómo le ha quedado a uno esta o aquella canción, también incluso para dejar caer la guillotina. No tienen más interés. Repito: para mí.
Quiere decir que mañana no correré a comprarme 'Hechizo', el tributo de 22 cantantes y grupos españoles y latinos que, espoleados por EMI, han dedicado a Héroes y Bunbury en una mezcolanza de ambos algo dudosa y polémica (¿qué tiene que ver el mundo de Héroes con el de Bunbury en solitario?). Y seguramente no hubiera escuchado los resultados si EMI no hubiera tenido la gentileza de darme acceso a una página web donde cuelga con antelación promocional algunos de sus lanzamientos. Insisto: no me hubiera interesado. Pero una vez al alcance de mis oídos, le he dado varios repasos y mi conclusión sigue siendo la misma: me da igual. No es un disco de tributo ni mejor ni peor que otros del género, es una simple anécdota, carnaza para el chismorreo y soltar lo del típico 'vaya cagada', 'qué guay el fulano o el mengano'... No más.
Claro que ya entrados en la anécdota, pues he de decir que hay cosas que tienen pase y otras que ni eso. Calamaro, por ejemplo, atacando 'Maldito duende' es esperpéntico. La canta como una letanía, como si fuera un colegial 'dando la lección', que se decía en tiempos. A Loquillo, sin embargo, le encaja bien, y la resuelve bien, 'Apuesta por el rock'n'roll', pero ¿no es una indignidad que figure en un disco de homenaje a Héroes, cuando fueron Más Birras sus creadores? Nada, sin embargo, le reprocho a Jaime Urrutia y su revisión de 'Porque las cosas cambian' que hubiera entrado perfectamente en los primeros discos de Gabinete. Aunque, ¿por qué los tres amiguetes de Bunbury? ¿Es un disco de tributo o 'entre amigos'?
Curioso es el truculento ambiente 'twanguero' en que Ariel Roth mete 'Sácame de aquí', o el dylanismo-stonismo intimista de Pereza en 'Los restos del naufragio'. A Ximena Sariñana parece que le pesa la voz atacando 'Olvidado'; anticuado vestido tecno ochentero el que Zoe le pone a 'Héroe de leyenda'; neutra la versión de 'Hechizo' por Catupecu Machu, que sigue a pie juntillas la original salvo con un chocante retazo de órgano a lo Emerson, Lake & Palmer; De Pedro suaviza la voz de Bunbury en 'El extranjero', pero parece primo hermano en la voz; bonitas guitarras acústicas de Aterciopelados en 'La chispa adecuada', pero voz demasiado masculina y un cierto aire africano de 'township jive'; neutro también Adanosky en 'Lady Blue'; destrozo de 'Con nombre de guerra' por San Pascua; Sober, con 'Entre dos tierras', demuestran el quiero y no puedo ser Héroes que siempre dejaron caer: no versionan, imitan; intolerable la presencia de Macaco: lo que faltaba, el 'buen rollito' inyectado a Bunbury; pinchazo de Iván Ferreiro en 'Pequeño': buena forma de convertir una hermosa canción en anodina; K. O. técnico de Bebe en 'El boxeador': ¡trip-hop con reggae y la voz que se cae a pedazos de pereza!; ni fu ni fa Quique González en 'El viento a favor': con la de recursos que tiene esa canción, otro neutro; ¡glup!, Manzanera jugando en 'Alicia' a calcar la voz de Bunbury, menos mal que ahí está su lúcida guitarra; no está mal el grano eléctrico que Saúl Hern le mete a 'Que tengas suertecita'; oh, no, pseudo-rap en 'Lejos de la tristeza' por Shinoflow: cagada (sorry); Danza Invisible, ¿o es solo Javier Ojeda?, con el nervio que tuvo en aquellos primeros ochenta, se lo quita a 'Mar adentro' para convertirla en un melodrama acústico y
., fin
Raphael, en plan estelar, cerrando con 'Desmejorado'. Casi se va por 'La llorona'
, no, mantiene el pulso, cuenta con buen aparato instrumental y se muestra contenido.
Y no hay más. Ninguno de los intervinientes, pese a flaquezas y derivas, es digno del averno. ¿O sí? Cada cual ha hecho lo que ha querido y podido, seguramente no con la intención de superar la original sino de hacer algo peculiar a su manera, o cuando menos reproduciendo la canción, aunque ninguno sobrepasando límites o explotando en ingenio. O sea, simplemente, dando pie a la curiosidad y a la anécdota. Pero ¿está la situación para perder tiempo y dinero en anécdotas?