El huerto urbano se transforma en jardín
Multiusos. El huerto urbano ha sido una gozada pero no merece la pena dedicarlo a verduras de invierno como coles, que requieren mucha más tierra. En su lugar, hemos recuperado el espacio para las plantas decorativas. Primero ha sido necesario eliminar todas las plantas que ya no daban más de sí. Los tomates, calabazas y pepinos ya los habíamos cortado, pero ahora hemos retirado sus raíces para que no ocupen espacio. Como la tierra estaba muy agotada tras un verano dando vida a las verduras, ha sido necesario aportar materia orgánica y fertilizante. Para la materia, hemos utilizado el resto de la compostera y comprado más compost vegetal en el vivero. Hubiera resultado más barato haber comprado en alguna granja cercana unos sacos de estiércol, pero andábamos justos de tiempo. La materia orgánica ayuda a que la estructura del suelo se mantenga óptima y aporta alimento a los organismos de la tierra. Además, hemos añadido fertilizante (nitrógeno, fósforo y potasio) para recuperar los minerales que ya escaseaban. Una vez mezclada la tierra, hemos plantado nuestras nuevas amigas.
UN INVIERNO LLENO DE COLOR
>> De temporada. El año que viene volveremos a usar parte de las jardineras como huerto, así que resulta más práctico sembrar solo plantas de temporada. Los fresales y las coles decorativas han sido la nota original este año: queríamos recordar que ese pequeño jardín volverá a ser un bancal de hortalizas.
>> Resistentes. En el invierno aragonés no merece la pena decantarse por especies exóticas como el brezo, la camelia o el heléboro. Para tener muchas flores y no preocuparnos tan a penas de las plantas, lo mejor es elegir especies resistentes como caléndulas -en la foto-, cyclamen, prímulas y pensamientos.
>> El espíritu del huerto. Una tendencia de decoración que está triunfando en Europa es la mezcla de especies de huerto con otras ornamentales. Las coles decorativas y aromáticas como la salvia, tomillo o albahaca se combinan con las flores dando un aspecto hogareño.
