Madera de fresno para dar buena suerte a los barcos

l 'Buen rollo'. Hay plantas que, por alguna razón, le son simpáticas al ser humano y siempre están rodeadas de leyendas positivas. Es el caso del fresno, que los griegos adoraban especialmente. Creían que las ninfas que vivían en este árbol eran hijas de las nubes y de los espíritus del mar. De hecho, otros pueblos griegos consideraban que el fresno era el árbol de Poseidón y por esa causa siempre llevaban un trozo de madera de este árbol en los barcos para llamar a la buena suerte.


Hay mucha relación entre el fresno y el agua, seguramente porque es un árbol de ribera y crece junto a las corrientes. Los griegos usaban ramas de fresno para pedir a los dioses un poco de lluvia cuando atravesaban por una larga sequía.


Desde siempre ha sido un árbol muy apreciado por sus propiedades curativas. Se recomendaba como laxante y diurético, hirviendo las hojas cosechadas en primavera. En el siglo XIX, era común en parte de Europa cortar las uñas de los enfermos y enterrarlas bajo un fresno para favorecer su enfermedad.


Otra razón por la que el ser humano guarda mucho cariño a este árbol es porque servía de alimento al ganado, ya que sus hojas son suaves y muy nutritivas. Hasta que llegaron los piensos, era habitual tener fresnos en una granja.

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