Cuando la dieta dependía de las hojas de las hayas

Nutritivas. El haya es uno de los árboles más reverenciados por el ser humano debido sobre todo a la capacidad energética de sus hojas y frutos. Hasta la Edad de Hierro, el ser humano devoraba las hojas y los frutos de este árbol. Incluso su nombre científico, fagus, hace referencia al griego 'phagos', que significa comer. Los brotes primaverales y las hojas servían para hacer una ensalada, o bien una sopa si se preparaban de forma hervida.


Las semillas también se comían una vez tostadas, o se molían para lograr una harina con la que preparar tortas y pasteles. Un banquete no está completo si no termina con un buen café y el haya también procuraba una bebida digestiva si se cocían a fuego lento sus semillas.


En pueblos donde no se conocían las virtudes del aceite de oliva, se empleaban las semillas del haya para lograr aceite vegetal. Los pueblos de Centroeuropa prensaban las semillas y obtenían un aceite muy nutritivo, compuesto de hasta un 23% de proteínas.


Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, los pueblos indígenas también se alimentaban de las hayas. Los indios tsalagi incluso llegaban a buscar los refugios de las ardillas para encontrar todas la semillas de haya que habían almacenado para el invierno: las tomaban peladas y listas para consumir.

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