Una piscina en el paraíso



Ecológico. La piscina es uno de los mejores inventos del verano, pero el presupuesto y el mal gusto pueden convertirla en una mera bañera. Los paisajistas ingleses, eternamente enamorados de sus románticos estanques, exportan una tendencia que, si bien encarece bastante el resultado final, transforma el terreno en un paraíso. El objetivo es crear una piscina de aguas limpias y segura, pero con el aspecto de un lago natural. Para ello, se suavizan los bordes para convertirlos en un espacio vegetal, se añade piedra de río y se camuflan los sistemas de renovación de agua. Una de las virtudes de estas piscinas son su sistema de depuración, basado en los microorganismos de las plantas de las orillas, que eliminan las bacterias. El agua se filtra por los guijarros, dejando allí sus impurezas y pasa a un módulo de filtración, que la devolverá limpia y fresca. El mantenimiento es un poco más complicado: depender de las plantas significa conservarlas en buen estado. Los instaladores aseguran que con un poco de práctica no supone un gran poblema.


UN ESPACIO NATURAL LLENO DE VIDA


>>¿También un río? El agua que se filtra hasta los tanques de depuración se puede devolver a la piscina bien por tubería o por una canalización. En este segundo caso, se puede jugar creando saltos de agua, pequeñas cataratas o simular un riachuelo pedregoso. El efecto será espectacular.


>> ¿Qué plantas poner? Lo más habitual es elegir, espadañas, calas... lo mejor es darse un paseo por alguna laguna aragonesa y ver qué plantas prosperan en su orilla. Así, se verá cómo acederas, tamarices y cañizo ayudan a retener la tierra.


>> ¿Y si llegan ranas? Si tenemos el terreno rodeado de naturaleza, podemos encontrarnos con algún batracio que ha elegido nuestra piscina como hogar. Lo mejor es dejarlo vivir con nosotros: su presencia no perjudica la salud y además se comerá muchos insectos que pululen por la orilla.

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