Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

Concurso de feos en las Delicias

Quizá el alcalde podría tomar nota de lo que sigue. Bueno, mejor no, tomen nota ustedes y luego, cuando se inauguren dentro de unos meses las obras del tranvía, hagan la comparación entre la ceremonia inaugural de principios del siglo XX y la de principios del XXI. En mayo de 1917 se estrenaba en Zaragoza la que luego fue muy popular línea 5 del tranvía, la que llegaba hasta las Delicias. Para celebrarlo, el barrio echó la casa por la ventana en las fiestas de ese año. Por organizar, organizaron hasta un concurso de feos, y lean cómo lo contaba el periodista de HERALDO. Hoy un comentario irónico así sería imposible. Esta es la crónica de la inauguración de la línea y de las fiestas que siguieron: 

Conseguido el paso inferior del Castillo, que podemos decir que seccionaba el populoso barrio, quedó éste convertido en uno de los lugares más animados y deliciosos de la ciudad. Tanto que el título de "Barrio de las Delicias" era una verdad como un templo.

Aumentó el vecindario, se introdujeron grandes mejoras, y al barrio se lo veía subir como la espuma. Solo le faltaba un tranvía que acortase la distancia que lo separaba de la plaza de la Constitución. Y un día, el 5 de marzo de 1912, estando en la terraza de una casa del barrio un ingeniero belga de los tranvías, dijo que habría que hacer el tranvía.

Pasó el tiempo, se vencieron dificultades, a lo que no poco contribuyeron D. Leopoldo Romeo y nuestro compañero Darío Pérez, consiguiéndose la construcción del paso inferior, sin lo cual el tranvía hubiera sido imposible. En marzo comenzaron las obras y en menos de un mes quedaron terminadas.

El acontecimiento había que solemnizarlo con toda pompa, y la junta de vecinos del barrio del Castillo preparó un gran programa de fiestas, que comenzó ayer a las seis de la tarde.

A esta hora partió el primer tranvía con el pomposo título de 'Barrio de las Delicias' y que, por más señas, lo conducían los tranviarios Pedro Valero y Juan Martínez.  Ante la iglesia de los Carmelitas se había improvisado un altar donde debía celebrarse la ceremonia de la bendición. En este punto fue la recepción oficial de autoridades e invitados, que fueron recibidos por la junta de vecinos. Acudió a solemnizar la inauguración, bendiciendo las obras, nuestro prelado, señor Soldevila, a quien ayudaron en el ceremonial el párroco del templo del Portillo, D. Waldesco Lafuente, y los superiores del convenio de Carmelitas.

E! arzobispo pronunció un brillante discurso, sumándose a la iniciativa que significa un progreso tan considerable.

Terminada la bendición, se organizó el primer viaje para el elemento oficial. El barrio estaba imponente de animación. Fuerzas de Seguridad, municipales y urbanos, con sus correspondientes jefes, se las vieron negras para contener el tropel de público, entre el que destacaban las muy simpáticas y muy guapas vecinitas del Castillo.

La guardia municipal de caballería rompió marcha y siguieron dos motores con seis jardineras para los invitados, que debían recorrer los 4.200 metros hasta el camino del Castillo. Todo el barrio ardía en fiestas.

No había balcón sin colgaduras, ni calle sin farolillos y gallardetes.  Cuatro cabezudos divertían a los chicos del barrio y una 'escuadra' de organillos alegraba la vida y alentaba al baile, que ya no cesó hasta las doce de la noche.

En las escuelas del barrio, muy bien engalanadas, se estableció una estación con parada y fonda para los invitados.

La comisión estuvo espléndida. Hubo lunch y obsequios abundantes para todos. El barrio echó la casa por la ventana para recibir su primer tranvía. Inmediatamente quedó establecido el servicio para el público, y los tranvías llegaban llenos, como los trenes en las fiestas del Pilar.

El chaparrón vino a amargar un poco la velada a los que tenían su programa completamente al aire libre. Bajo techo siguió la fiesta animadísima. Nuestra enhorabuena a los simpáticos y voluntariosos  vecinos del barrio, y a disfrutar la reforma.

A las siete de este día serán anunciadas las fiestas con bombas reales, y la banda de música recorrerá las calles tocando la alegre diana. A las nueve se celebrará misa de campaña, en la calle de Graus, oficiando en ella los reverendos Padres Carmelitas descalzos.

De once a una, importante corrida pedestre para los jóvenes del barrio, otorgándose varios premios a los vencedores. A las tres, nuevamente los organillos entrarán en funciones y se reanudarán los juegos de por la mañana, empezando por la corrida de entalegados, otorgándose premios a los vencedores.

Corrida de burros, montados con albarda al revés.

También los muchachos podrán tomar parte en estas fiestas, celebrando corrida pedestre y otras diversiones para ellos.

A las seis, original concurso de feos, que como en dicho barrio existen algunos, estamos seguros de que darán un buen contingente, concediendo regalos a los afortunados. También se regalarán objetos de arte a las dos jóvenes que mejor peinado presenten en las fiestas. A las nueve de la noche, en la carretera de Madrid, se quemará una bonita colección de fuegos de artificio, confeccionados por un acreditado industrial pirotécnico, vecino de esta capital.

Durante los fuegos y hasta las doce de la noche, se tocarán bonitos bailables, y los organillos alternarán en diferentes puntos. Durante el día funcionarán, para alegría y solaz de los chicos y visitantes, diferentes espectáculos que seguramente han de llamar la atención.

Asimismo los cabezudos, acompañados de la dulzaina, recorrerán las calles del barrio, las que se encontrarán adornadas e iluminadas con gran esplendor.

Los señores abonados pasarán a recoger los carnets a las oficinas del tranvía.

Los que quieran tomar parte en los concursos, pasarán por casa del secretario, Castillo, 134.


Pues eso, todos los feos a apuntarse, que el ganador tenía premio. Dos días después se celebró el concurso y el periodista, quizá el mismo que escribió la noticia original, fue entonces mucho más comedido. Publicó que se había celebrado el concurso y que hubo un ganador, pero ocultó su nombre. Y su fotografía. Así que nos quedaremos sin saber quién lo ganó, porque imagino que el vencedor tampoco iría aireándolo por ahí. O sí, quién sabe.

A ver si algún lector se anima y nos cuenta recuerdos y vivencias relacionados con el tranvía. O con las fiestas de su barrio.


Y mañana...

El trágico motín obrero de Fraga

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión