Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

El hincha zaragocista más famoso de la historia

hincha-copia
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¿Cuál ha sido el hincha zaragocista más famoso de la historia? Bueno, pues, sin despreciar a muchos otros, del pasado y del presente, mi obligación es recuperar aquí la figura de Simeón Domínguez. Yo no lo conocí, pero dicen  que era muy, muy popular. Tanto, que en 1955, en un momento clave para la temporada del Real Zaragoza, Marcial Buj le dedicó una amplísima entrevista. A Simeón lo quería todo el mundo porque con relativa frecuencia se le veía aguantar firme en su carrito de minusválido, bajo la nevada o el chaparrón, animando al equipo de sus amores. Sea la Tinta de Hemeroteca de hoy un homenaje a él y a todos los aficionados que hemos sufrido un poco últimamente, pero que pronto, ya verán, tendremos la satisfacción de ver al equipo donde merece y con un campo de fútbol que asombrará en Europa. Lean la entrevista:

Mañana, 'plato fuerte' en Torrero; a sufrir noventa minutos como noventa soles, que así han de parecernos de grandes por lo menos. Y digo que han de parecernos porque yo también me cuento entre los que masticarán el puro, el chiclé o lo que sea, que la cuestión es masticar algo. 

Mañana, tarde de emociones, tal vez una de las que más y más fuertes.

Los aficionados -que, sin duda alguna, llenaremos el campo hasta los topes en este interesantísimo 'Día del Club'- viviremos hora y media en constante tensión, y el que diga que no, o miente o es que lo mismo le da el Zaragoza que el Erandio.

Como, aparte de ser 'Día del Club', será un auténtico 'Día del Aficionado', pues ha de poner éste a prueba muchas cosas, quiero dedicarle mi reportaje de hoy a un hincha muy hincha, tal vez el más popular de Torrero: D. Simeón Domínguez.

Lo conocemos todos, pues no falta a ningún partido, lluevan chuzos de punta, nieve, haga frío o haga calor. Su cochecito de inválido se deja ver desde todas las localidades. Nunca falta a la lista junto a la puerta de salida de jugadores, y allí aguanta todo 'lo que venga', unas tardes sufriendo y otras radiante de alegría. Es un buen hincha y a él vamos a interrogar.

Don Simeón Domínguez nos recibe simpático y cordial en su alegre chalet de la Gran Vía, entre plantas y pájaros, que es una de sus más agradables distracciones. Está rodeado de todos los suyos, a excepción de una de sus hijas, Carmen, que es quien tira del cochecito en las tardes de fútbol, tan hincha como su padre. Don Simeón nos cuenta el por qué del cochecito. Fue en Teruel, en enero del 38. Era maquinista y conducía un tren de Calamocha a Cuencabuena. En la vía hizo explosión un petardo. Ingresó en el Hospital, y ahí lo tienen ustedes.

-Cosa de la columna vertebral -nos dice-. No hay nada que hacer. 

-¿Aficionado al fútbol de toda la vida?

-¡Ca, no, señor! Aficionado de siempre a los toros. Yo a los futbolistas los llamaba 'chalaos'. Tenía mi peña taurina, fui íntimo amigo de Villalta... Un abonado de siempre, vamos. Sentía pasión por los toros, puede creerlo. Cuando el Zaragoza estuvo en Primera recuerdo que tuve que traer a Zaragoza un tren especial de hinchas desde Irún, para regresar después del partido -creó que jugaron el 

Real Unión y el Zaragoza-. El club me regaló 25 entradas para que pudiéramos ver el partido todos los servidores del tren. Pues bien, las devolví todas porque no fuimos ninguno. Eso le dará idea...

-¿Cómo fue el cambio...?

-En el Hospital. Allí no se hablaba más que de fútbol. Fútbol por el día, fútbol por la noche y fútbol a todas las horas. Hasta el doctor Ariño, que creo era entonces presidente del Zaragoza, entraba

en la sala para 'darle' a la pelota. ¡Sucumbí!

-¿Su primer partido?

-No lo recuerdo exactamente, pero sí me acuerdo de que unos soldados me ayudaron a bajar desde el cuarto piso donde vivía y con coche y todo me subieron al tranvía y me llevaron al campo. Aun

estaba el Zaragoza en Primera.

-¿Ha vuelto a los toros?

-Una sola vez desde entonces.

-¿Cuántos partidos del Zaragoza se ha dejado?

-Uno, y ha sido esta temporada. Fue un día que llovió tanto que no pudo pasar el coche por estos barros.

-¡Lo que sufriría!

-No me lo recuerde. Jugaba La Felguera.

-¿Va a los partidos del Arenas?

-No voy porque las dos veces que he ido he 'pinchado'. Ya iría, ya. Bien que lo siento. 

-¿No pincha cuando va a Torrero?

-Nunca.

-¡Qué casualidad!

-Y si alguna vez he 'pinchao'... pues he 'pinchao'. ¡Qué se le va a hacer!

-¿No teme a la lluvia?

-Ni a la nieve, ni al barro. ¡Cuántas veces la gente ayuda a sacar el coche del atasco! Yo me he llevado caloríferos, ladrillos, coñac...

-En el sitio donde ahora se pone, ¿ha recibido muchos balonazos?

-Varios, y algunos hasta me han torcido la dirección del coche. Pero...

-¿Su tarde de más sufrimiento?

-El día de La Leonesa, que íbamos ganando por dos y luego ellos metieron cuatro y ganaron. Desde entonces le viene el mal al Zaragoza, pero ahora se le ha puesto bien y, con un poco de suerte a ascender con el Oviedo.

-¿Su tarde más feliz?

-Cuando eliminamos al Atlético de Bilbao de la Copa, y conste que es el equipo que más me gusta de los de Primera.

-A su juicio, ¿cuál ha sido el mejor equipo que ha tenido el Zaragoza?

-El que ahora tiene, sin duda alguna. 

-¿No haría ningún cambio?

-Acaso metería a Parés.

-¿El mejor de los once?

-El más completo, Chaves. Juega en todos los sitios y tiene una velocidad que, cuando se hace con el balón... es gol. Además, Chaves es interior de todas, todas. Si tuviera un extremo que le diera juego,

con Ucelay de delantero... sería algo serio, sí, señor, pero que muy serio.

-¿La mejor línea?

-La defensa.

-¿Qué haría este equipo en Primera?

-Con árbitros justos, colocarse en una zona segura.

-¿Qué arbitro le hizo sufrir más?

-Con Balcells lo pasé mal...

-¿Entrenadores que le han convencido?

-Mundo es muy formal, sin algarabías, sin salir a pedir el aplauso... Es un entrenador serio, me gusta...

-¿Cree a La Leonera equipo como para destacarse sobre el resto del grupo?

-Desde luego que no, pero tiene una defensa muy dura y se le teme.

-¿Qué hizo usted el día del Lérida?

-Pegado a la radio, venga a sufrir. Estuve hasta las diez de la noche. Cuando dieron el resultado los míos estaban en la cocina. No sé qué me pasó; casi me caigo del coche. Empecé a aplaudir, a gritar...

-Piense antes de contestar. ¿Ganaremos al Oviedo?

-Aunque es un buen equipo, se le ganará por la fuerte moral zaragocista. Si todos le aplaudimos mucho y animamos, el partido es nuestro.

-¿Por cuánto nos ganaron allí?

-Por 3-0.

-¿Cree que se le puede ganar mañana por 4-0?

-No son muchos. Hay que hacer los posibles.

-¿Cómo cree que jugará el Oviedo?

-Vendrá a hacer el 'cerrojo', ya lo verá. El Zaragoza está de maravilla en esta segunda vuelta. Todos tienen que ir a parar a las manos del España Industrial.

-¿Es el coco?

-Eso parece.

Su esposa quiere hacerle rabiar y le dice:

-El domingo pierde el Zaragoza.

Y don Simeón 'salta':

-¡Tú cállate!

-Una última pregunta, ¿no ha sentido usted curiosidad por ver a Chamaco?

-No. Me han contado cómo torea y pienso que Dios le protege todas las veces que sale al ruedo.

Nos despedirnos del simpático y atento don Simeón Domínguez y lo dejamos feliz entre sus flores, pájaros, feliz y optimista, muy optimista...

Nos gustaría poder felicitarle mañana, una vez terminado el partido.


Ahí tienen a Simeón, pensando que su Real Zaragoza podía 'levantar' perfectamente un 3-0. Y ahora, el turno del lector. Seguro que hay lectores que recuerdan el campo de Torrero y el Real Zaragoza de los 50. ¿Cómo era entonces el fútbol? ¿Y el equipo? ¿Qué personajes curiosos iban al campo? Seguro que conocen otros hinchas merecedores del título de 'más popular'. 

Y, por cierto, ¿subió aquel año el Zaragoza a Primera?


Y mañana...

El timo de la miel de dátil, en Cariñena.

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