Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

¡Uh, la France! ¡Cómo cuidan el pasado! ¿Como aquí?



¡Uh, la France!. Cuánto aman y miman a sus artistas y cuánto deleite siguen levantando sus viejas glorias en las viejas generaciones, e incluso en buena parte de las nuevas. Pero lo que más sorprende es el respeto y el trato que se les dispensa, desde el gran público a discográficas e instituciones oficiales.


Me confieso afrancesado empedernido. En la España posnapoleónica hubiera acabado en el cadalso, pero todo lo galo me seduce..., devociones, pasiones confesables. Recibo con celeridad un grueso pedido a la Amazon francesa de discos y libros de algunas de sus icónicas figuras musicales de los sesenta: desde los primeros tiempos de Sylvie Vartan al último y recientísimo disco de Françoise Hardy, desde autobiografías de las dos mentadas a discos de Jane Birkin y Gainsbourg, desde libros sobre la sensual Brigitte Bardot a..., ah, oh, el gran artefacto del paquete: un triple DVD con actuaciones en TV de todos-todos los grandes artistas galos de los sesenta.


Más de 15 horas de clips con una lista de apariciones interminables, que recorren la historia de la música pop francesa desde los inicios rocanroleros de Johnny Halliday y Les Chaussettes Noires a las abundadísimas ye-yés: las mentadas Françoise y Sylvie, France Gall, Petula Clark, Sheila,  por no olvidar sus guapos ídolos masculinos -Jacques Dutronc, Claude François, Christophe...- y a otros cuantos que no traspasaron los Pirineos para abajo, caso del Dylan francés, Hugues Aufray. Y, cómo no, aquél extravagante Antoine y su pelea con Hallyday a través de sus 'Les élucubrations' (algún día recordaré aquella insólita batalla musical, donde uno y otro se disparaban ¡canciones!). Y Polnareff, y Michel Delpeche, y Adamo, y Hervé Vilard, y Alain Barrière, y Henri Salvador, y Gilbert Becaud... Y, aún con lo chauvinistas que, sabido es, son nuestros vecinos, una pincelada foránea con los Equals, Moody Blues, Spencer Davis Group, el mismo Jimi Hendrix, Joe Cocker o unos Them primerizos atacando un 'Gloria' para caerse para atrás...


Aún más admirable es el envoltorio en que viene este suculento banquete de música sesentera: formato del tamaño de un viejo LP, de cartón bien reforzado, incluyendo un facsimil del primer single de Johnny Hallyday y un bonito libreto lleno de fotos y con  la historia del programa y la revista pionera 'Salut les copains', que es el germen y el hilo conductor de esta fantástica edición. Por si fuera poco, los DVD añaden extras sobre vida y costumbres galas de la época: la minifalda, los coches, las giras de los ídolos, la moda, los bares, la juventud, mods y rockers... y hasta un reportaje sobre la visita de Los Beatles a Lyon, en 1965.


Pura historia, tratada con un lujo y un cuidado exquisitos. Casi obligado, si se tiene en cuenta que muchas de aquellas grandes estrellas siguen siéndolo todavía: Hallyday ofrece conciertos multitudinarios, Sylvie Vartan sigue plenamente en activo, la Hardy sigue grabando regularmente discos o escribiendo libros que se codean con los best-sellers galos más rabiosos... Todos ellos han sido incluso condecorados oficialmente por ayuntamientos y Ministerio de Cultura.


¿Lo mismo que aquí? Rotundamente, no. Los franceses, como los ingleses y los americanos, tienen un encendido concepto de su patrimonio musical, del pasado y de su valor histórico. Lo aman, lo cuidan y lo disfrutan: el canal Tele Melody, por ejemplo, se dedica exclusivamente a poner bien cerca ese pasado a través del satélite. Aquí, sin embargo, salvo honrosas excepciones (¡Qué noche la de aquel año!, de Miguel Ríos),  ignoramos ese patrimonio, lo despreciamos, lo ridiculizamos (¿recordáis aquel programa de TVE del pavo  Summers y la pava que le acompañaba, 'Mitomanía') y hasta lo maltratamos. Vamos que el día que veamos una edición simétrica a esta en nuestro país, que material  no falta, es para hacerse el harakiri colectivo.

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