Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

Una película de ficción en la capilla de la Virgen del Pilar

gayarre-copia
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En octubre del 58 la basílica del Pilar fue un escenario de película. Se rodaban dos escenas, las dos escenas finales, de "Gayarre", película protagonizada por Alfredo Kraus. El revuelo que se montó fue considerable:

De nuevo las cámaras de cine han hecho su aparición en Zaragoza, aunque ahora sin tanto aparato, sin tanta gente como en 'Salomón y Saba'. Dos secuencias de la película 'Gayarre', que recorre la vida del inolvidable tenor navarro, se han rodado en nuestra ciudad. Una, en el interior del antiguo palacio de los Pardos, propiedad de los señores Moliner; otra, en el Pilar.

Delante de la puerta del palacio de los Pardos, en la calle Espoz y Mina, hay un nutrido grupo de personas que se afanan por ver lo que  ocurre en el patio de la mansión, atestado de todos los accesorios que un rodaje lleva tras sí. Cables, soportes, enormes y no tan enormes lámparas... En el primer rellano de la escalera principal, un hombre y una mujer, vestidos a lo 'fin de siglo', se preparan para comentar la acción. Varios focos lanzan su luz potentísima desde distintos ángulos. El va  vestido de chaqué y chistera. Ella, de verde, se toca con un gracioso sombrero del mismo color. Por la expresión de los rostros se deduce que la escena es dramática. Es un encuentro inesperado. Ella bajaba hacia la calle y él subía, y éste es el momento en que se cruzan en la escalera.  Se hace silencio, la luz aumenta, la maquilladora se retira, la cámara comienza su runruneo... 'Gayarre' -Alfredo Kraus- dice algo a 'Luisa' -Luz Márquez-, que desde el patio no llegamos a oir. Esta le contesta, llorosa, y se aproxima a él. No oímos lo que hablan, que es poco pero, al parecer, importante, decisivo, porque ella se lanza escaleras abajo. Se corta la acción. Ella, 'Luisa', Luz Márquez, se va apresuradamente a coger el 'Taf'.

-¿El 'Taf' de dónde?

-De Madrid. Ha de estar allí hoy sin falta. De todos modos, ya no tiene que rodar más aquí.

-¿Y no podríamos hablar antes cona ella?

-No creo, porque el tren sale dentro de muy poco tiempo y todavía tiene que ir a cambiarse al hotel.

'Gayarre' es alto, más bien delgado, de ojos claros y nariz afilada.

-¿Qué es lo que más admira Alfredo Kraus de Gayarre? ¿La voz?

-No sé decirle, porque no la he podido oir. Se habla de que existe un primitivo disco de cera, pero nadie me ha dicho 'yo lo he oído'. No creo que pase de ser una fábula. Como artista, le admiro a través de lo que cuentan de sus facutades. En conjunto, lo que más me atrae es su maravillosa personalidad, su relieve humano. Es asombroso que un humilde pastor llegase a lo que Gayarre llegó.

-¿Por qué encarna usted a Gayarre? ¿Se parece usted físicamente a él?

-Primeramente, me encargaron el papel fijándose en mi cualidad de tenor. Pero una vez caracterizado me han descubierto un gran parecido con él. El director dice que con la barba soy igual.

-¿En qué momento de su papel se ha emocionado usted más?

-En el de la última actuación de Gayarre. Aquella en que le sobrevino la lesión cuando cantaba 'El pescador de perlas' en el Real. En esa escena he puesto toda mi alma, porque he llegado a comprender todo su trágico significado.

-Es su primera salida a un plató, ¿no?

-Sí, la primera. Le confieso que no me resulta difícil actuar en el cine, aunque encuentro los rodajes pesados, lentos, incómodos. Decididamente, me gusta más el teatro. Lo prefiero.

Hasta que los equipos se trasladaron anoche al Pilar, se habían filmado en el palacio de los Pardos -desinteresadamente cedido por los señores Moliner para ello- cerca de cuatrocientos metros de película,

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