Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

Los atracadores que destrozaron un Ferrari en Bubierca

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¿Profesionales o aficionados? Asaltar un banco, robar un buen botín y huir al volante de un Jaguar a toda velocidad parece obra de concienzudos atracadores. Sobre todo si se tiene en cuenta que los ladrones, al poco, abandonan el Jaguar para tomar un Ferrari y borrar pistas. Sin embargo, los tres protagonistas de esta historia acabaron, seis horas después, montados en una humilde motocicleta (¡¿los tres?!) en la carretera de Madrid, a la altura de Bubierca. Ocurrió en noviembre del 67:

Los atracadores del Banco General del Comercio y la Industria de Barcelona son amigos de los automóviles lujosos. Está claro que no reparan en millón más o menos. Exactamente fueron dos millones trescientas mil pesetas la cantidad que se llevaron de la citada entidad bancaria, cuando el pasado sábado, a las nueve y tres minutos de la mañana, realizaron el atraco tristemente divulgado. Pañuelos en los rostros. Un joven, el más alto y delgado, con dos pistolas; otros dos, más bajos, con una pistola cada uno. La huida de la avenida de José Antonio Viladomat, donde radica el citado Banco, fue a bordo de un flamante Jaguar. Les debió parecer poco, porque veintisiete minutos más tarde, al llegar a San Justo Desvern, lo cambiaron por un Ferrari matrícula Z-H-10.214-USA, de color azul, de doce cilindros...

Y aquí, exactamente, es donde se perdió la pista de los atracadores, que enfilaron la carretera de Madrid, llevándose el producto de su robo. El botín fue introducido en dos carteras negras, de cuero. Pocas horas más tarde, exactamente a las tres y veinte de la tarde, los tres atracadores fueron desenmascarados merced a un accidente de circulación. Ya han sido publicadas oportunamente las circunstancias del mismo. El Ferrari, que iba a gran velocidad, no pudo ganar una curva cerrada que hay a la altura del kilómetro 213 de la carretera de Madrid-Barcelona, término municipal de Bubierca. Entonces fue a estrellarse con el camión Pegaso matrícula M-247.032, que iba en dirección contraria. El choque fue violento, brutal. Tanto el camión como el turismo sufrieron serios desperfectos.

Máximo Abad Gómez, el transportista de Calatayud que iba a bordo del camión, resultó ileso. Se apresuró a auxiliar a los ocupantes del turismo; pero éstos, al descubrir la maniobra -la caritativa y humanitaria maniobra de Máximo-, salieron del turismo portando dos voluminosas carteras negras, de cuero, y huyeron carretera adelante. Aquí, en este punto, es cuando comienzan las contradicciones. Se sospechó que se habían adentrado en los montes de Armantes, que han sido registrados palmo a palmo. Nada. La Guardia Civil lleva tres días que no descansa. Nosotros nos hemos trasladado al lugar del suceso con la intención de poner en claro las circunstancias del mismo.

-No se adentraron en el monte -nos han dicho-.

El Pegaso quedó con la diferencial y el chasis torcidos. ¿Cómo pudieron salir con vida los atracadores, después de tan violento encontronazo? El propietario del camión, Máximo Abad Gómez, nos relata la versión de los hechos. La versión real.

-El Ferrari venía a tanta velocidad que, de no haber chocado conmigo, igualmente se habría salido de la curva.

-¿Vio a los atracadores?

-Uno, el más alto y delgado, llevaba el rostro lleno de sangre. Imposible distinguir sus facciones. Los otros dos, más bajos de estatura, estaban de espaldas. El de la cara ensangrentada les dio órdenes en un idioma extranjero. En ese momento echaron a correr. Sólo reparé en que vestían de oscuro...

La huida duró bien poco. Antonio Genel Guiral, natural de Puerta de Segura (Jaén), con domicilio en Tejadillo Alto, 7, se dirigía a Madrid en busca de trabajo, a bordo de una motocicleta. Los atracadores le salieron al paso, le amenazaron con sus pistolas -disparando al aire- y le conminaron a que les entregara su vehículo.

-Entonces -ha declarado Antonio- me hablaron en correcto español.

Los tres atracadores siguieron ruta utilizando la motocicleta. Pero no tardaron en abandonarla. Tres kilómetros más adelante se quedó sobre la cuneta, bañada de sangre. Otro automóvil, con matrícula extranjera -se cree que un Dauphine negro- paró y siguieron viaje. ¿Era un cómplice, que iba cubriendo la retirada? ¿Es cierta, por el contrario, la versión de que han secuestrado al conductor de este vehículo y que utilizaron la fuerza y la amenaza de sus pistolas para hacerse obedecer? En Calatayud, la Guardia Civil de Tráfico, ha manifestado:

-Tendríamos noticias de este conductor, vivo o muerto. Han transcurrido tres días...

Es cierto que los atracadores han dejado una pista de sangre, lo que hace pensar que están malheridos. Al menos, el que parece ser el jefe, el más alto y delgado. Pero la pista se borra bien pronto. Sólo se hizo visible a lo largo de tres kilómetros, hasta que abandonaron la motocicleta.

-Era imposible que siguieran viaje los tres en este vehículo.

-¿Dónde se encuentran?

-Es probable que hayan salido de nuestra provincia. Pueden encontrarse en Zaragoza o Madrid. Más seguro en la capital de España.

-¿Y el herido o heridos?

-Proseguimos la búsqueda debido a esta circunstancia. Pensamos que la gravedad de las heridas les haga permanecer agazapados hasta que se recuperen.

Un rostro ensangrentado y dos jóvenes vueltos de espaldas no son datos suficientes. Se sospecha que proceden de otro país. Pero el conductor del camión, Máximo Abad Gómez, no ha podido identificar el idioma, tras de oír hablar en francés, en inglés y en alemán.

-Como daban tantos gritos...

Ayer se personó en Calatayud el propietario del Ferrari que había sido robado -lo mismo que el Jaguar- por los atracadores. Se trata de un militar norteamericano. Cuando vio en el estado que había quedado su vehículo, se limitó a quitar las placas de la matrícula y a preguntar si había cerca un barranco donde poder tirar chatarra.

Don José Polo, el propietario del garaje Seat, donde ha sido depositado el Ferrari, nos hizo reparar en la violencia del golpe.

-Se ha comprobado que los atracadores llevaban puestos los cinturones de seguridad. De otra forma se habrían matado. Aun así, deben estar malheridos.

-¿Se han encontrado algunos objetos dentro del vehículo?

-El propietario ha entregado algunas ropas que no le pertenecen y que, por tanto, se sospecha que puedan ser de los atracadores.

También se recuperó, en los primeros momentos, una pistola. Nada más. La Guardia Civil ha estrechado la vigilancia en todas las carreteras. Están controlados los accesos a la ciudad y se pide la documentación a todos los sospechosos. Se ha producido una alarma en La Muela, cuando un Volkswagen realizó unas raras maniobras. Puso en jaque a la Guardia Civil, hasta que se comprobó la identidad de los ocupantes del vehículo. Eran dos personas honorables. La búsqueda continúa. Se está estrechando el cerco en torno a los atracadores. De un momento a otro puede surgir la sorpresa. Aunque las pistas existentes, dicho sea en honor a la verdad, no pueden ser más desesperanzadoras.


Se me ocurren varios comentarios. Me sorprende lo del atracador que llevaba dos pistolas (¿no se necesita una mano para llevar el botín?), y buena prueba de que le sobraba una la da el hecho de que se la acabó dejando en el coche accidentado. Pero lo que más me sorprende es la frase de "se está estrechando el cerco" para acabar reconociendo de seguido que las pistas no pueden ser "más desesperanzadoras".

He buscado noticias en los días posteriores al atraco y no he encontrado la de la detención de los asaltantes, así que igual lograron escapar. O quizá no, quizá es que fueron detenidos dos meses más tarde. En cualquier caso, escaparon al menos unos días.

Y no sé qué es lo que pensarán ustedes, pero yo a ese Ferrari, aunque el castañazo debió de ser gordo, no lo tiraba a un barranco. Por la fotografía que publicamos, parece que algo se podría hacer. ¿O no?

Y mañana...

El sonido de la sirena del Banco de Aragón

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