Blog - Tinta de Hemeroteca
por Mariano García
El primer automóvil que se construyó en Zaragoza
Alguien tendría que escribir un libro sobre los inventores aragoneses de principios de siglo. Hay aparatos fabulosos. Y uno de ellos es, sin duda, el que pasa por ser el primer automóvil construido en Zaragoza. Fue mucho antes de que existiese la Opel. Lo construyó el mecánico aragonés Lorenzo Gradé. Y HERALDO lo contaba así el 4 de junio de 1927:
En Zaragoza se ha construido por primera vez un automóvil hecho por un modesto zaragozano y, en plazo muy breve, el alcalde don Miguel Allué Salvador presenciará las pruebas del mismo. Es de interés la noticia, porque el nuevo coche tiene característicass muy especiales, que han llamado la atención de los que siguen con interés los avances de la mecánica. No es un coche vulgar, sino una
obra de técnica automovilística, pnr su gran rendimiento, en una cilindrada tan reducida como posee el motor. Bastará hacer notar su régimen de velocidad de 3.800 revoluciones por minuto, de una rapidez grande, siendo este motor de seis cilindros de una facilísima conducción y de una elasticidad como quizá ninguno de los que hasta ahora se hayan construido en parte alguna.
El automóvil, desde la tuerca menos importante hasta el último detalle del motor, ha sido construido en Zaragoza por el experto mecánico don Lorenzo Gradé. Éste ha sido el verdadero padre de la 'criatura', teniendo por propagadora entusiasta a la Agrupación Artística Aragonesa. Esta asociación, que tanto ha hecho por el arte en muy diversos aspectos, cuenta en su seno con personas que descuellan también en el arte aplicado a la industria. A la cabeza de ellos puede considerarse a Gradé, trabajador infatigable, constructor de este modernísimo automóvil e inventor también de dos motores de que hemos de dar cuenta.
Guardaba su secreto hasta que se hicieran las pruebas definitivas, pero el periodista, cumpliendo dictados de la profesión, quiere adelantar a los lectores unas noticias sobre los mismos. Es el primero un motor industrial monocilíndrico, con enfriamiento por radiador y ventilador. Se ha conseguido, a pesar de su poca cilindrada (350 centímetros cúbicos), obtener 90 explosiones por minuto, o sea 180 vueltas del eje motor, pasando instantáneamente a su régimen normal. Es tan regular su marcha y tan sencillo su mecanismo, que puede ser desmontado en siete minutos, llegando su perfeccionamiento a ser superior a todos los modelos conocidos hasta ahora.
Mas no ha cesado con ello la labor de este expertísimo obrero zaragozano. Lorenzo Gradé trabaja actualmente en otro aparato que revolucionará toda la mecánica. Trata, nada menos, que de construir un motor sin cigüeñal, un aparato en que, suprimidas las bielas, no haya rozamientos. Es un ideal perseguido desde hace tiempo por varios constructores, sin que hubieran obtenido resultado alguno. Este infatigable obrero zaragozano lo ha resuelto ya. Es tal la importancia de semejante invento, que viene a revolucionar cuanto se ha hecho en motores, porque en tales condiciones, con el mismo peso, cualquier motor obtiene doble potencia de rendimiento y, claro está, en aviación tiene esto una excepcional importancia.
Tales son a grandes rasgos el fruto de un grupo de trabajadores zaragozanos, que calladamente y durante los ratos que les quedaban libres, tras su jornada diaria en el taller o en la fábrica, se han
prestado muy gustosos a colaborar con Gradé en su obra de excepcional interés, que pone de manifiesto la pericia de los mecánicos zaragozanos y su amor al trabajo.
Ignoro la apariencia del coche, que parece no tuvo una gran vida. Hay un libro publicado sobre la 'Historia del automóvil en Zaragoza', de Pablo Valdés, donde seguramente se comenta este invento de Gradé, aunque no lo he podido consultar antes de escribir este texto. Quizá algún lector nos puede aportar más información. O, mejor, fotografías.
Y mañana...
¿Qué fue de la violinista Ana María Sebastián?
