El río Huerva tendrá su oportunidad



Recreación artística: Ángel Hernández.


Los deseos románticos y la imaginación del Buen Jardinero sirvieron la pasada semana para abrir un sorprendente debate social en torno a la posibilidad de que el río Huerva quede al descubierto a su paso por la Gran Vía. Y el debate ya ha dado sus primeros frutos. El Ayuntamiento reconoce que el río es una "asignatura pendiente" y propone recuperar sus 12 kilómetros de tramo urbano, pero rechaza de manera contundente dejar el tramo abierto en Gran Vía. Mientras, sectores críticos califican al río de "cloaca" y de "moribundo" y creen que taparlo es la solución. Pues los jardineros y amantes de la naturaleza de Aragón vamos más lejos que ellos: ¿y si convertimos ese río moribundo en un espacio lleno de vida que muestre su mejor aspecto en plena Gran Vía?


El debate social ha dejado patente que el ciudadano quiere disfrutar de su río y Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica han de trabajar juntos para recuperarlo: así lo exige la Unión Europea en una directiva de obligado cumplimiento y que indica que, a partir del año 2015, los ríos aragoneses tendrán que estar en buen estado ecológico y químico. Estas son algunas vías para recuperar el río.


CÓMO SE RECUPERA


>> Nivel de agua y estiaje. Como todos los ríos mediterráneos, el Huerva sufre un severo estiaje en verano, con un caudal muy reducido. Pero esa situación no solo se debe a causas naturales, sino al uso excesivo de sus aguas que en los últimos años ha sido especialmente severo, por la proliferación de urbanizaciones en el entorno de Cuarte y María de Huerva. Tras los informes que advierten de los altos niveles de trihalometanos (THM) en las aguas del Canal Imperial, se hace patente que Zaragoza ha de evitar beber agua de ese cauce y servir únicamente agua procedente del pantano de Yesa. Los excedentes del Canal Imperial que se generarán entonces pueden pasar al río Huerva a través del salto de agua que une ambos cauces en la calle Reyes de Aragón, que ya vierte habitualmente grandes cantidades de agua para que el Huerva tenga más caudal.  De esta manera, el cauce ecológico estaría asegurado.


>> Vertidos y suciedad. Las contaminaciones acuíferas llegan de tres puntos fundamentales. Uno es la presión humana, que afortunadamente y gracias a la instalación de depuradoras y sistemas de saneamiento se ha reducido considerablemente. De hecho, el Huerva a su paso por Zaragoza presenta un cauce mucho más limpio que hace solo diez años y actualmente la estampa que deja junto al parque Grande es la de un río limpio de aguas claras. La segunda causa es la presión industrial y aquí llega la cuestión: ¿cómo es posible que aún se permita a una industria verter residuos al río, cuando los Ayuntamientos tienen que hacer tantos esfuerzos para financiar el canon de saneamiento? Un control exhaustivo impediría estos abusos, que afectan tan directamente a la población. La tercera causa son los residuos agrícolas, que también pueden evitarse con un uso más adecuado de los fertilizantes, evitando aquellos que se filtren rápidamente, potenciando los de liberación lenta y estudiando modos de cultivo que no necesiten de tanto abuso de fertilización.


>> El tramo urbano Una ciudad que ha mostrado al mundo su capacidad para aprovechar el agua en una Expo Internacional, que pretende ser Capital Europea de la Cultura y que se prepara para alojar una Exposición Floral no puede resolver problemas urbanísticos con ideas de 1924. Cuando el Huerva se tapó por primera vez, el sistema de alcantarillado en la ciudad era diferente y las posibilidades técnicas muy limitadas. Tampoco existía la misma sensibilización social en temas de medio ambiente ni se conocía el gran potencial de la naturaleza para atraer turistas a una ciudad. En 2010, un Ayuntamiento ha de mostrar más ambición, con propuestas modernas y no procedentes de hace cien años.

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