Ciencia. Los granos de polen son invisibles al ojo humano, pero aumentados en un microscopio revelan formas que son únicas en cada especie. Así, un grano de polen de trigo es completamente diferente al de uno de malva. Esta circunstancia supone una gran ayuda para los paleontólogos que, al estudiar fósiles, pueden encontrar polen de millones de años de antigüedad que da pistas sobre la flora que abundaba en el lugar y, por consiguiente, el clima que imperaba en la zona y los seres vivos que prosperaban en esas condiciones. La ciencia que estudia los granos de polen es la palinología, que también sirve de gran ayuda a los arqueólogos. Al excavar asentamientos y descubrir granos de polen, pueden deducir cuáles eran los cultivos que practicaban los pobladores de esas tierras. Pero la palinología también tiene otras aplicaciones, como la de servir de pista para las investigaciones policiales. Esta rama forense permite situar a un sospechoso en la escena del crimen, si se encuentran entre sus ropas o en el cuerpo el conjunto de pólenes de las plantas que crecen en el lugar.

LA SOLUCIÓN A TRES MISTERIOS

>> La Sábana Santa Hay decenas de supuestos retazos del lienzo que sirvió para amortajar a Jesucristo. Sin embargo, solo la sábana de Turín reúne las condiciones para pensar que se trata del paño original. En este material, se han encontrado pólenes de 2.000 años de antigüedad de plantas de Palestina.

>> El asesino del Danubio En 1959, un sospechoso de asesinato iba a quedar en libertad al no encontrarse el cuerpo de la víctima ni poder relacionarle con el lugar. Hasta que el polen acumulado en sus zapatos demostró que había estado a orillas del Danubio, justo en el lugar donde se produjo el crimen.

>> La fosa de Magdeburgo En 1994, se encontró en la ciudad alemana de Magdeburgo una fosa con restos de 32 hombres que habían sido asesinados. Los granos de polen recogidos en sus fosas nasales mostraron que habían muerto en la primavera de 1953, coincidiendo con una dura represión soviética.