Blog - Tinta de Hemeroteca
por Mariano García
Así glosó Cavia la boda del Forano y la Forana
Un erudito zaragozano, que por el momento quiere permanecer en el anonimato, manda esta poesía que dedicó Mariano de Cavia a la boda del Forano y la Forana, 'consumada' en las fiestas del Pilar de 1916. Se publicó en el periódico 'El Imparcial' el 14 de octubre de 1916. En ella, el genial periodista y escritor aragonés utiliza el recurso literario de fingir que los versos son en realidad una 'carta' del creador de la comparsa moderna, Félix Oroz, enviada al propio Cavia para que reivindique su figura creativa, al tiempo que se lamenta de lo poco que se han acordado de él en la 'ceremonia'. Ahí va la poesía.
El Forano y la Forana
se han casau en Zaragoza.
Y de yo, que soy su padre,
ningún matraco se acorda.
Yo los hice con mis manos,
con mis manos pecadoras,
igual que a los gigantones,
igual que a las gigantonas,
igual que a muchos santicos
y a muchas santas gloriosas
que en Aragón y Navarra
la gente cristiana adora.
Padre de los cabezudos
fui yo y, ¡ridiezla!, sus bodas
han festejau sin que nadie
se acorde de mi persona.
Yo soy el sordo, aquel sordo
que, con talcualica sombra,
cartón, maseta, cincel,
la pipa siempre en la boca
(salvo cuando Dios mandaba
que dase un tiento a la bota),
mi misica en el Pilar
y un empentón a las mozas,
por el Arte, por las chanzas,
unas finas, otras gordas,
a mi modo hice, en mi tiempo,
lo que el otri: el sordo Goya.
¡El Forano y la Forana
se han casau en Zaragoza,
y a fe que el estrapalucio
esturdece a España toda!
Pero nadie, Marianico,
nadie tiene en la memoria
al que dio a los cabezudos
y gigantes facha y forma.
¿Quiés decilo en los Madriles?
Si tu lo sueltas, lo copian
en Cadrete, en Botorrita,
en Utebo y Mezalocha.
¡Miá tú que no convidame!
¡Miá tú si serán zaforas
que ni al autor de los novios
le echan una mala copla!
Así es España, y así
son sus hombres y sus cosas.
¡Pequeño... traime la pipa!
¡Pequeño... traime la bota!
Quizá no sea lo mejor de Cavia, pero bueno, tiene su interés. Y su gracia.
Y el lunes...
El comisario Muslares y el caso del botones desaparecido