Sidonie tiene en la calle un nuevo álbum, el quinto, con el título de 'El incendio'. El trío catalán sigue fiel a las melodías repulidas, a los coros, al pop de toda la vida. Ahora, sin embargo, ha recortado elementos más o menos modernos, más o menos exóticos: electrónica, sitar, darbuka..., han apagado la psicodelia de antes y se han introducido  en terrenos insólitos hasta este momento para ellos como el country dylaniano y hasta en la ranchera.

Es un disco muy agradable de pop más que de rock, toda vez que prácticamente solo la canción que le da título al disco se muestra enérgica y dentro de los parámetros más rockeros. ¿Quiere decir que han perdido gas? Bueno, ya el disco anterior, 'Costa Azul' (2007), resultaba más amainado en electricidad. Y como los años no pasan en balde para nadie, es posible que este tipo de pop más relajado y maduro sea lo que, después de años de excesos, les pida el cuerpo. Ellos lo califican como 'el disco de amor de Sidonie'. Bueno, en cualquier caso, es otra buena muestra de pop español en castellano, como lo era 'Costa Azul'.

Dos curiosidades: estaban grabando y de repente un viejo hammond B-3 del año 1934 empezó a arder hasta que no quedó ni una tecla. Qué lástima, con lo bien que suenan esos cacharros. Menuda joya perdieron. De ahí, del incendio, que en principio tenía connotaciones amorosas, salió el título. La otra: la masterización la hicieron en los estudios Abbey Road, donde grabaron sus adorados Beatles. Estaban tan impactados por el sitio que cuando terminaron se subieron a la terraza -sí, la misma donde Los Beatles se subieron para tocar y promocionar 'Let It Be'- y se pusieron a escuchar el disco. Al poco, lloraban, reían, se abrazaban... Estaban en recinto sagrado. Como para no emocionarse.

Recomiendan que el disco se escuche 'de tirón y a todo volumen, exactamente como hacer el amor'... Sinceramente no provoca el orgasmo sonoro de inmediato. Me da que no es lo mejor que han hecho ('Shell Kids' me impactó más, y de hecho le coloqué 5 estrellas en el Muévete), pero no cabe duda de que se trata, insisto, de un buen disco de pop, muy maduro, con nuevos giros y, como siempre, con pulcras melodías.

Lo que me plantea más dudas es si la gente más joven, con lo revolucionados y confusos que andan los tiempos, tiene aquí argumentos suficientes para engancharse al trío. Y si él mismo tiene garantizada con este disco su supervivencia en las multinacionales e incluso ante el público de sus dos primeros discos en inglés. 'Estandarizarse' tiene muchos peligros.