Con las escarolas, nuestro trabajo llega a su final

Despedida. Este mes de septiembre dejamos ya el huerto de Alfocea, después de casi seis meses de trabajos. La experiencia ha sido inolvidable, no solo por el placer de comer productos recién cosechados, sino por la oportunidad de reencontrarnos con la naturaleza y conversar con los vecinos de los alrededores. Nos llevamos una gran dosis de experiencia, pero también de humildad. El jardinero ha de aprender mucho antes de llegar a ser hortelano. Durante este tiempo, hemos mantenido a raya las cañas y los arbustos de regaliz de palo, tan invasivos que pensábamos que acabarían engullendo todo el huerto. En cuanto guardemos la hazada, es más que seguro que el terreno se llenará de hierbas y cañas de nuevo y parecerá que allí nunca se haya labrado nada.


Estos días, hemos cosechado muchos tomates, patatas, pimientos, cebollas y berenjenas y, por fin, hemos podido saborear una escarola. Nos ha costado lo nuestro, daba la impresión de que lechugas y escarolas no se encontraban muy a gusto en ese terreno y sospechamos que quizá las raíces de las cañas les ha impedido crecer como debían. Finalmente, algunas escarolas han ido engordando hasta un tamaño bastante hermoso. El pasado domingo, pudimos disfrutar de una buena ensalada. Sabía un poco a despedida.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión