Campanillas silvestres en los bordes de las acequias



Las mañanas frescas de verano no solo son un descanso del calor, sino la oportunidad para dar un paseo y disfrutar del campo. Aunque muchas de las plantas de temporada ya han desaparecido, otras disfrutan del calor de julio. La campanilla (convolvulus arvensis) es una de ellas y abunda junto a las acequias, donde se asegura el agua suficiente para trepar y alargarse metros y metros hasta florecer en los rincones más insospechados. Le gusta trepar por las cañas y regala al paseante numerosas flores efímeras, que apenas duran un día. Cada flor, tras ser polinizada, guarda en su ovario las semillas, muy fértiles, y que aseguran que la zona esté ocupada por campanillas durante años.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión