Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Lucinda Williams, esencia americana

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Un caso extraño en este mundo tan tentacular y expansivo como el del rock. Lucinda Williams, nacida en Louisiana, hija de un poeta y una pianista, tiene 56 años, una larguísima carrera profesional, una discografía que arrancó en 1979 y unas condiciones artísticas envidiables: hermosa y potente voz, buena instrumentista y, dentro de las raíces más genuinas de la música americana, mejor compositora, amén de una profesional exigente consigo misma y perfeccionista hasta el paroxismo. Uno diría, aunque suene exagerado, que viene a ser el Neil Young femenino, la Springsteen en mujer, la Howling Wolf del blues, la Gram Parsons del country y hasta la émula de Dylan en dama refinada. Una artista completa, con un fabuloso arcón de maravillosas canciones entre el country, el rock, el folk y el blues.


Sin embargo, ha sido y sigue siendo, una artista minoritaria; o, como diría, en 1995, Emmylou Harris, que de esto debe saber un rato, “el mayor talento desperdiciado de la escena actual”. Uno añadiría que, por méritos musicales, una “artista de estadio” castigada a los circuitos de segunda fila. Eso, un caso extraño.


Bien es verdad que en esta década ha remontado el vuelo, especialmente en España donde fue completamente ignota hasta que Universal publicó, en 2002, su bello “Essence”, pero aún así. Un dato revelador: Ruta 66 fue la primera revista especializada en ocuparse de ella en nuestro país. Lo hizo en abril de 2002, al hilo de “Essence”. Las demás, si mis archivos no fallan, nada. Hasta ahora, en que su primera visita española ha despertado apetitos concupiscentes.


Si hablo de Springsteen como referente, escúchense, por ejemplo, los álbumes “Lucinda Williams” (1988) y “Sweet Old World” (1992). A ver si no hay ahí trazos melódicos y guitarreros del Boss. Neil Young, por otro lado, desemboca en su discografía a través del rock calmo y la armónica de “Fruits Of My Labo”; Howlin' Wolf y Robert Johnson lo hacen, claro, en su primer álbum, en el lejano “Ramblin'” (1979), dedicado a recomponer con imponente garganta femenina viejos blues acústicos; Gram Parson, evidentemente, entra por todos los poros, siendo como ha sido Lucinda una artista criada en el granero country; la misma esencia de PJ Harvey se deja notar en el blues “Atonemen”, de “World Without Tears” (2003)… y Dylan ilumina letras, actitud y alguna que otra melodía, caso de la mercurial “Bleeding Fingers”, del álbum mentado “World Without Tears”.


Ha grabado hasta ahora una decena de discos, incluyendo un directo en el Fillmore. Todos son magníficos y recomendables, aunque hay dos notabilísimos: el mentado “Essence” y el anterior y elaboradísimo –se grabó dos veces- “Car Wheels On A Gravel Road” (1998), con el que consiguió despuntar en su país especialmente y al que se le ha considerado como el “Blonde On Blonde” de los 90. Si no has oído ninguno de ellos, parada obligatoria. Y si puedes acudir mañana al Principal, pues la guinda del pastel. La cantante norteamericana ha incluido Zaragoza en su gira española y además va a actuar en el Principal, lo que puede dar lugar a un concierto tan histórico como fue el de Nick Cave en su día. Afortunadamente, la organización ha anunciado que La 2 de TVE emitirá este concierto en “prime time” en fecha no determinada. Andaremos con el grabador digital preparado. Recupero la crítica que en su día, el 22 de marzo de 2002, hice en el Muévete de “Essence” y, por supuesto, como siempre, queda la puerta abierta a las impresiones que os apetezcan, y más a quienes acudan mañana al Principal o la hayan visto en esta primera gira española. La dama del sur es esencia americana pura.


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