Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

U2 en Barcelona: ¿ya está aquí el circo?

Pues a mi me gusta el circo. Un atavismo de la infancia, que creo generalizado y marcado por aquella gran película que era “El mayor espectáculo del mundo”, de Cecil B. DeMille y Cornel Wilde en el papel de 'El Gran Sebastián'. Pero, además del circo de los elefantes, los payasos y los trapecistas, me gusta el circo del rock'n'roll. Vamos que no despotrico contra los grandes montajes de estadio, sino al contrario.


Si Michael Jackson salía al escenario desde un cohete, Bowie se descolgaba por unas lianas hasta el centro de una gran araña en la gira del 'Glass Spider Tour', los Stones tiraban lenguas de fuego para adornar su simpatía por el diablo, U2 colgaban coches Trabant o aquellos lejanos Pink Floyd, los primeros en mega visualizar el rock, estrellaban aviones o soltaban cerdos volantes, pues muy bien. Puro espectáculo. Otra clase de circo.


Lo que no significa que abomine, Dios me libre, de los recintos pequeños y el cara a cara con el artista. Todo tiene su tiempo, su espacio y su medida. Y no es, o no debe ser, incompatible una cosa con la otra. Lo grave sería que detrás de toda esa pirotecnia visual no hubiera nada más, vamos que ni Pink Floyd, los Stones, U2 o Michael Jackson no tuvieran, o hubieran tenido, material sonoro de primera para soportar ese circo. No es cuestión de entrar en interioridades pero sí que hay quien no tiene ese material y juega al espectáculo puro y duro, al cartón piedra, a la mentira. ¿Te vienen nombres a la cabeza?


Digo esto porque veo hoy una foto en el Heraldo del montaje mastodóndico que están preparado U2 para sus dos conciertos de mañana y pasado en Barcelona, y a priori, es de alucine. Luces, pantallas, grúas, un escenario giratorio bajo cuatro grandes patas de araña de más de 50 metros de altura… Gigantismo a tope. [Inciso para hacer justicia: la ubicación en el centro del campo de fútbol y el escenario giratorio no es idea original del cuarteto irlandés. Miguel Ríos la explotó (y casi se arruinó) con aquellos conciertos del “Rock en el ruedo”, que empezaron –si mal no recuerdo, en Zaragoza- y se cancelaron al poco por el desastre de público. El bueno de Miguel siempre arriesgando, por mucho que los más cenizos no lo reconozcan].


Pero volvamos a U2. El espectáculo puede hacer historia. Todas las veces que los he visto en directo han cuidado mucho la faceta visual, especialmente a partir del “Achtung Baby”, pero esto de Barcelona, a poco que a uno le vaya el circo, lo de estas dos noches en el Nou Camp, con ese montaje, con un disco nuevo buenísimo y con su fajo de canciones de toda la vida, puede arrasar, dejar patidifusa a la clientela. Lamentablemente no voy a poder estar allí, pero seguramente que algunos de los lectores de este blog sí que lo van a hacer, por lo que espero sus impresiones como agua de mayo, como espero otras opiniones sobre los grandes montajes en el rock. Acaso es que uno será muy infantiloide. Pero, insisto, me gusta el circo.


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