Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

Albóndigas de ballena

Creo haber oído de un bar zaragozano donde muchos años atrás se servía carne de ballena. ¿Realidad? ¿Ficción? ¿Eran pinchos, bocadillos, o filetes a la plancha? A veces a los periodistas nos engañan también los trampantojos de la memoria. En cualquier caso, en septiembre de 1955 HERALDO publicaba la noticia de que se podía, por fin, comprar carne de ballena en Zaragoza:

Desde hace aproximadamente una semana existen en nuestra ciudad unos veinte establecimientos con cámara propia, autorizados, pero se supone que en este mes se abrirán algunos más, a fin de facilitar al público su adquisición.

La carne de ballena fresca se vende en Zaragoza a 14'75 pesetas kilogramo, y llega a nuestra ciudad envuelta en malla blanca de algodón, dentro de cajas precintadas y en bloques de unos ocho kilos.

Estas ballenas proceden de la zona del cabo de Finisterre, y diariamente es transportada su carne en frigoríficos. Madrid la consume desde el año 1950 y posteriormente se ha extendido

su consumo a Barcelona, Oviedo, Santander y Bilbao.

No huele a pescado. Su sabor es parecido al del buey.


El genial Marcial Buj, que firmaba la noticia, incluso ofrecía varias recetas. Vamos con la de las albóndigas:


Se pica la carne con tocino de jamón, ajo, perejil y sal. Todo esto se une bien, poniendo, por cada cuarto de kilo de carne, cincuenta gramos de tocino, dos gramos de ajos, el pereiil a gusto del que lo hace y un huevo. Una vez preparado, hacer las albóndigas, freírlas y, en salsa de tomate o de harina, hervirlas un ratito.


Pues eso. Y, volviendo al principio, ¿algún lector probó la carne de aquellas ballenas que acabaron sus días en Zaragoza? 




Próximamente...

'Lo mató por una jota'

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