>> Coloridos. En muchos rincones de Aragón, como en la Sierra de Guara, en Huesca, los arbustos de madroño (arbutus unedo) pintan de rojo el paisaje otoñal. Es una planta muy curiosa, cuyo fruto no madura hasta el año siguiente de haber sido fecundado, por lo que en las ramas pueden verse las flores nuevas, que salen en octubre, y las bayas rojas. No son unos frutos muy sabrosos y lo más habitual ha sido utilizarlos para beberlos una vez macerados.

Útil para la medicina

Antiguamente, se decía que si se comían pasada su madurez llegaban a emborrachar y daban dolor de cabeza. Más útiles han sido sus hojas para medicina y durante siglos se han utilizado como astringente, un remedio que podía salvar vidas en caso de disentería. Hoy en día, el madroño apenas tiene uso, excepto como árbol ornamental en parques.