BOTÁNICOS ARAGONESES

El boticario Loscos y su 'movida rural'

Nadie quería publicar sus estudios, pero trabajó incansable. Y trinfó: botánicos franceses y alemanes escribían a Loscos para pedirle muestras de la fascinante flora aragonesa

loscos
Busto del boticario Loscos

>> Siglo XIX. Teruel vivió tras la Guerra de la Independencia uno de los episodios más románticos de la historia de la Botánica, cuando Francisco Loscos (Samper de Calanda, 1823-Castelserás, 1886) hizo realidad su sueño de unir a científicos de pueblos de todo Aragón para compilar la flora de la región. El proyecto fue duro y difícil. Como señala Vicente Martínez Tejero en su obra "Botánicos aragoneses", Loscos apostaba por el trabajo en equipo "precisamente en una tierra considerada como feudo secular del individualismo".

Nadie quiso publicar sus obras y la intención del turolense sólo despertó burlas. Pero Loscos contó con el apoyo de otros farmacéuticos o aficionados rurales de todo Aragón, que también vivían lejos de los círculos científicos pero amaban la botánica. Era la Escuela de Loscos, cuya influencia perduraría en el siglo XX. Y la "movida rural" llegó hasta Europa. Botánicos franceses y alemanes escribían a Loscos para pedirle muestras de la fascinante flora aragonesa, hasta convertir Castelserás en un punto de interés botánico para las ciencias europeas. Aunque tarde, Loscos logró el reconocimiento y recibió la medalla de oro en la Exposición de 1868, que tuvo que empeñar para seguir con sus investigaciones. Sólo después de su muerte se valoró su legado. Su figura ha sido reivindicada hasta convertirle en uno de los botánicos más importantes de Aragón.

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