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Un jardín exótico en el palacio de Lastanosa

Dicen que el rey Felipe IV se asombró al visitar la residencia oscense de Lastanosa, que incluía un zoológico de animales exóticos, un jardín con exóticas y un laberinto donde perderse

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Recreación de cómo eran los gabinetes naturales en la época
Heraldo

>> Siglo XVII. Contaba el mecenas Vicencio Juan de Lastanosa (Huesca, 1607-1684) que el mismo Felipe IV había asegurado, al visitar su casa, que no había visto otra igual. ¿Cómo no asombrarse ante un palacio que incluía un zoológico de animales exóticos, un jardín con todo tipo de plantas de Italia, Francia, Inglaterra "y parte de África" y un laberinto donde perderse entre setos? Más jardinero que naturalista, Lastanosa disfrutaba con la belleza de las plantas, aunque, como la mayoría de sus coetáneos, consideraba muy importante sus propiedades medicinales. Fue alquimista en la sombra y recibió en Huesca a químicos extranjeros, como Nadal Baronio, que durante tres años experimentó con Lastanosa y preparó todo tipo de medicamentos y fórmulas.

Mecenazgo generoso

La biblioteca de Lastanosa, muy admirada por Quevedo, sumaba hasta siete mil ejemplares, "guardados del polvo y algunos curiosos que los quieren sin gastar las sumas que me han costado". Su amor por los libros le llevó a editar las obras más importantes de Baltasar Gracián y crear un abanico de amistades con las que ejerció un mecenazgo tan generoso como enriquecedor. Por desgracia, todo el legado que dejó el oscense se dispersó a su muerte y Aragón perdió para siempre el embrión del que podría haber sido su primer gran museo de Historia Natural.

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