Las clases son íntegramente en francés con profesores nativos, excepto tres horas a la semana de Lengua y Literatura; y Ciencias Sociales, que se imparten en castellano. "Esto implica ir más allá del bilingüismo porque los escolares viven el idioma desde el primer día", explica Gallais, que se entusiasma contemplando cómo los más pequeños, los de tres años, escuchan cuentos en francés en la Biblioteca Infantil. "A veces es bueno engañarles para que piensen que no hablas español, así se sueltan muy pronto", bromea.

Y lo cierto es que a los cinco años ya hablan con perfecta fluidez el francés, momento idóneo para empezar con el inglés, y por supuesto, con auxiliares de conversación anglófonos. "No les entraña ninguna dificultad incorporar un tercer idioma", aseguran desde la dirección.

Eso sí, nunca se abandona la lengua maternan. Para ello, tienen un profesor de apoyo en cada clase al que se pueden dirigir en castellano.

Al final de su etapa educativa, salen con un C1 de francés y un B2 de inglés, aunque este sistema formativo es mucho más que el mero aprendizaje de idiomas porque la inmersión en otra cultura es total. No solo a través de las clases, también gracias a las numerosas experiencias de movilidad de las que disfrutan los estudiantes: colonias, estancias con familias francesas, viajes culturales, etc. "A partir de ahí, van haciendo contactos con personas francófonas y acaban por trasladarse a Francia una temporada", comenta Gallais.

De hecho, un 60% de los que se gradúan en Bachillerato cruzan los Pirineos para comenzar sus estudios universitarios en alguna universidad gala, oportunidad que les brinda haber estudiado en el Lycée Français Molière de Zaragoza, que otorga la doble titulación: el Baccalauréat francés y la Selectividad española.Desarrollo personal

Su particular sistema de enseñanza, que sigue el método de la Red de Colegios ‘Mission Laïque française’ –compuesta por 121 escuelas en 45 países–, aboga por fomentar el aprendizaje práctico y el desarrollo de un pensamiento analítico y crítico. "Tienen que ser conscientes de por qué es importante aprender y para ello nada como potenciar las cualidades de cada uno. Que lo positivo siempre compense lo negativo". En esta línea, han optado por descartar los boletines de notas numéricas en Primaria y califican por competencias. Cuando superas una competencia, pasas a la siguiente. Así, cada alumno avanza a su ritmo.

Para un buen desarrollo personal hay que dar sentido a lo aprendido. Tocar, sentir, practicar, opinar. Las prácticas en el laboratorio, las actividades extraescolares de las que disfrutan los miércoles por la tarde, las exposiciones orales o la semana de prácticas que pasan en una empresa real en 4º de ESO les ayudan a prepararse para el mundo, moverse por sí mismos y, no menos importante, saber qué les gusta; qué se les da bien.

"Les conocemos de forma individual y por eso les aconsejamos en cuanto a qué hacer o qué estudiar. Al final, es toda una vida en el mismo colegio y verlos crecer es nuestra mayor satisfacción", confiesa Christophe Gallais, que cuenta con una dilatada trayectoria como docente.

La confianza en el alumno y el trato cercano contribuye al excelente rendimiento de este centro. Y esto sí puede expresarse en cifras: un 100% aprueba la selectividad y con muy buen expediente académico. 

De cara al curso que viene, el Lycée français Molière organiza una jornada de puertas abiertas el 26 de febrero. Los padres visitan el centro y conocen cómo se trabaja en cada uno de los niveles. Para asistir, han de apuntarse a través de la página web oficial del Lycée Molière.