Los residentes en los centros de la tercera edad Sagrada Familia de Arcos de Jalón y Nuestra Señora de las Mercedes de El Royo cuentan desde hace unos días con dos nuevos compañeros, Bady e Indi.

Estos dos perros han comenzado a ‘trabajar’ en ambas residencias para mejorar la motricidad y movilidad de los ancianos, tal y como explica la terapeuta ocupacional Patricia Hernández, encargada de realizar este tipo de sesiones.

"Lo primero que hacemos es dividir a los residentes en tres grupos dependiendo del nivel cognitivo", comenta. Una vez iniciada la sesión los participantes en la misma van "creando un vínculo con los animales". "Les tocan, les van perdiendo el miedo los que se lo tienen y les van cogiendo cariño", explica.

Y el resultado es prácticamente inmediato. "Nos llama mucho la atención tanto a mí como a las personas que trabajan en las residencias que incluso personas que no colaboran en otro tipo de actividades se muestran muy activas en las que realizamos con los perros", señala la terapeuta. Y es que no solo comienzan a realizar las tareas correspondientes para ‘ayudar’ a los canes a lograr los objetivos, sino que "también comprobamos que colaboran con los propios compañeros para que ellos también puedan participar". "Muchas veces le dicen al de al lado "espera, que te ayudo" o "no te preocupes, que te echo una mano yo", y eso es algo que nos gusta mucho", indica.

Esto demuestra que la presencia de estos dos animales, ambos de raza labrador, entre los ancianos fomenta "la colaboración y el compañerismo".

Además, también los residentes que tienen que permanecer en cama debido a sus dolencias experimentan mejoría gracias a la presencia de los canes. "Es muy importante para nosotros, que a lo mejor llevamos días hablando con las personas que tienen un alzheimer avanzado y están encamados y con los ojos cerrados, prácticamente sin moverse, y cuando les llevamos al perro al lado de la cama y les colocamos la mano sobre ellos y empiezan a mover poco a poco los dedos para acariciarlos", explica Hernández.

Así lo confirma la directora de la residencia Sagrada Familia de Arcos de Jalón, Silvia Montuenga, quien explica que "en los residentes que cuentan con un mayor deterioro de salud se notan mucho más los avances". "Los dos perritos son muy dóciles y nos hemos dado cuenta de que no es lo mismo trabajar directamente con la terapeuta que hacerlo a través de los animales, que les estimulan más", comenta. "El hecho de tener a los animales cerca y de poder potenciar el tacto acariciándoles es algo estupendo para ellos", añade.

"Es una actividad distinta y está repleta de estímulos para nuestros residentes", indica. "Hubo una residente que el primer día fue llorando desde la habitación hasta el salón porque no quería ver a los perros y se lo pasó en grande; al día siguiente ya estaba preguntando que cuándo iban a volver los perritos", explica la directora del centro arcobrigense.

Para llegar al punto de adiestramiento necesario, la terapeuta ha tenido que trabajar con los dos labradores y conseguir la acreditación ‘Binomio terapeuta-perro de terapia’ a través de la Asociación Española de Terapias con Animales (Aetana). "Allí les adiestran y también nos mandan deberes para casa para que nosotros vayamos practicando y también aprendamos la teoría", señala. Bady, de color blanco, ya cuenta con la correspondiente certificación, mientras que Indi, la hembra de color negro, "está aún en prácticas".

Para esta terapeuta está siendo "una gran experiencia" el trabajo con ambos canes. "Yo nunca había tenido perros, no tenía ni idea de cómo vivir el día a día con ellos y ha sido un gran descubrimiento".

Además, ambos animales trabajan con otro tipo de pacientes, como niños "que no responden a otro tipo de estímulos". "Suelen ser de gran ayuda especialmente con autistas", indica.