Asesina a su expareja 18 días después de ser detenido por amenazarla con una pistola

Ni la denuncia que presentó contra su expareja hace apenas 20 días ni la orden de alejamiento que después impuso el juez al maltratador han evitado que Soraya Gutiérrez Sanche se convierta en la primera aragonesa fallecida por violencia de género en 2016. La mujer, de 37 años y madre de un niño de 5, fue clasificada por la Policía en la categoría de "riesgo mínimo". Sin embargo, el tiempo ha demostrado que su miedo era fundado y el peligro real. Tanto, que ayer murió tiroteada en el bar Planet del barrio zaragozano de Miralbueno, donde trabajaba desde hace algún tiempo como camarera. Su asesino, Miguel Rubén Moreno Portero, de 41 años, esperó a que abriera el local (ubicado en el camino del Pilón, 80), se coló por debajo de la persiana metálica y una vez dentro abrió fuego contra ella. Con la misma pistola se quitó después la vida.

La voz de alerta la dio un cliente del bar que, sobre las 8 de la mañana, al ver que la puerta estaba entreabierta y nadie abría, decidió avisar por teléfono a la dueña. Preocupada, la mujer acudió enseguida. "¡La ha matado, la ha matado!", la escucharon gritar poco después los vecinos cuando salía del establecimiento con el rostro desencajado. Una ambulancia del 061 se desplazó rápidamente hasta el lugar de los hechos, pero lo único que pudieron hacer los sanitarios fue confirmar que tanto Soraya como su expareja yacían muertos en el suelo. De hecho, dado que ya nada podían hacer por ellos, el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional les pidió que tocaran los cuerpos lo menos posible para no contaminar el escenario.

Según el entorno más próximo a la fallecida, esta y su asesino apenas habían estado juntos como pareja durante un par de meses. Ella estaba separada y vivía sola con su hijo cerca de Los Enlaces, mientras que él era natural de Zamora y vecino de Medina del Campo (Valladolid). Sin embargo, parece que ambos se conocían de antes y se reencontraron el pasado mes de octubre, cuando empezaron a salir. Aunque llegaron a vivir juntos durante unos días, explican sus allegados que Soraya vio algo extraño en su nueva pareja que le llevó a romper la relación.

A raíz de la ruptura, él regresó a Valladolid, pero no dejaba de llamarla para pedirle otra oportunidad. Al no conseguir su objetivo, a comienzos de este mes, Miguel Rubén Moreno se presentó en casa de la ahora fallecida y, amenazándola con una pistola, la tuvo retenida durante varias horas. Poco le importó que allí estuviera también el hijo de la víctima, al que según recordaban ayer los amigos de esta le dijo: "Me voy a llevar a tu madre a un viaje muy largo del que no va a volver".

Soraya aprovechó aquel día una llamada al portero automático para coger a su pequeño y salir corriendo de la casa. Acto seguido, llamó al 091 y contó a la Policía lo que le acababa de suceder. Los agentes lograron localizar y detener al agresor en un parque del barrio, pero no llevaba encima ningún arma.

Los amigos de la fallecida aseguran que la Policía no dio credibilidad a la versión de Soraya e incluso le dijeron que el arma podía ser de juguete. Dicen también que le pusieron protección durante 24 horas pero después se la retiraron. Sin embargo, fuentes oficiales de Jefatura Superior niegan que quitaran importancia al caso y afirman que estuvieron buscando la pistola "durante dos días". Recuerdan también que se asignó un funcionario a la víctima para que esta le llamara cuando lo necesitara.

El detenido no tenía antecedentes por maltrato y vivía a 400 kilómetros de Zaragoza, por lo que el juez de guardia, tras tomarle declaración el pasado 6 de febrero, decidió dejarlo libre con una orden de alejamiento.