Condenado a 22 años por matar a su mujer, descuartizarla y congelar sus restos en Zaragoza

Fue detenido poco después de cometer el crimen, el día 11 junio de 2013, en un hotel de Suances. Intentó suicidarse tras redactar su confesión.

Vicente Sada Gómez, de 59 años, ha sido condenado a 22 años de cárcel por el asesinato de su pareja Mercedes Pérez, de 41, a la que mató en abril de 2013 a golpes de martillo y posteriormente descuartizó y guardó en un arcón frigorífico donde fue localizada semanas después por la policía.


La sentencia ha sido leída "in voce" por el presidente de la sala de la Audiencia Provincial donde se ha celebrado la vista ante un jurado popular, tras aceptar el condenado los hechos y acordar con la acusación la pena de 20 años de cárcel por asesinato, dos por falsificación de firma y 21 de alejamiento de la familia de la víctima.


El juez Francisco Picazo, presidente de la sala, ha dado por firme la sentencia al aceptar todas las partes la condena y señalar que no la recurrirán y ha anunciado que en el escrito final fijará la indemnización, que oscilará entre los 70.000 que pide el ministerio fiscal y los 170.000 que reclama la acusación particular.


Los hechos sucedieron el 30 de abril de 2013 cuando el agresor y la víctima mantuvieron una discusión de carácter económico en su domicilio de la calle Leopoldo Romeo, en el barrio de Las Fuentes de la capital aragonesa, donde la mujer gestionaba un quiosco de bebidas en un parque cercano.


Según el relato de los hechos, el hombre se hizo con un martillo, de los que su pareja estaba utilizando en ese momento para partir almendras, y le asestó cuatro golpes en la cabeza y uno en el hemitorax, que le provocaron la muerte.


Durante varios días, el cadáver de la mujer permaneció tapado con una colcha en el domicilio hasta que los vecinos preguntaron por el olor que había en la escalera, lo que llevó a Vicente Sada a descuartizarlo con un hacha y un cuchillo y esconderlo en un arcón congelador.


No obstante, las dos piernas las lanzó, según el relato del ministerio público, al río Huerva, que transcurre por el centro de la ciudad, y una de ellas fue localizada, muchos días después, el 25 de mayo en una orilla del Ebro, en el municipio de Nuez de Ebro.


Pero el crimen se descubrió el 11 de junio a más de 400 kilómetros de la capital aragonesa, en la localidad costera de Suances (Cantabria), en un hotel en el que el acusado pasó varios días y ante cuya recepción se desplomó a causa de la ingesta de veneno para topos, alcohol y pastillas, con las que pretendía suicidarse.


Fue detenido en el Hospital de Valdecilla el 12 de junio de 2013, donde estaba ingresado, tras registrar la Guardia Civil la habitación que ocupaba a en el hotel y localizar varias notas manuscritas en las que afirmaba haber matado a su mujer y precisaba el lugar donde se encontraba su cadáver.


Por orden de un juzgado de Zaragoza, se registró el domicilio de pareja y se localizó el mismo día los restos de la mujer dentro de una bolsa de plástico metida en un arcón congelador, parcialmente vestido, así como el hacha y el cuchillo con los que había llevado a cabo el descuartizamiento.


El arcón congelador, que estaba en la sala de la vivienda, lo había comprado después del asesinato y tras mantener unos días el cuerpo sin vida en la bañera del domicilio de la pareja con hielo.


Durante los días que estuvo desaparecida, este hombre dijo a sus familiares y vecinos que su pareja había sido internada para tratamiento psiquiátrico y que a partir de ahora el quiosco sería regentado por una joven, a la que contrató falsificando la firma de su mujer, un paso que también dio para hacerse así mismo otro contrato.


Según el fiscal, ideó el descuartizamiento del cadáver de su pareja tras el asesinato y después de leer en un periódico la noticia de que un hombre había matado a su mujer y la había cortado a trozos. 

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