Bona trabaja para que los niños sean los protagonistas de su propio aprendizaje

El profesor sabrá este viernes si está entre los diez finalistas al premio Global Teacher Prize.

César Bona
Bona trabaja para que los niños sean los protagonistas de su propio aprendizaje
Francisco Jiménez

César Bona sabrá el viernes si está entre los diez finalistas al premio Global Teacher Prize, el llamado "nobel de la enseñanza", mientras defiende la profesión que ama y reclama un cambio en la metodología educativa porque, dice, hay que escuchar más a los niños y "hacer que se sientan protagonistas de su propio aprendizaje".


César Bona habla en un receso de sus clases, en el colegio público Puerta de Sancho de Zaragoza, el día en el que tiene previsto pronunciar la conferencia "Retos y desafíos de un maestro", en el Teatro de las Esquinas de la capital aragonesa.


Desde que hace dos meses se conoció que es el único español seleccionado para el Global Teacher Prize, al que optan medio centenar de docentes de 26 países, Bona vive en una vorágine de medios de comunicación y es reclamado por decenas de entidades y asociaciones para que explique los secretos de su profesión.


Aunque para él ha supuesto vivir dos meses "muy intensos", Bona agradece su nominación, porque ha hecho posible que se hable de la educación "en positivo".


No se considera ni "el único" ni "el mejor de España", sino que asegura que hay muchos profesionales "anónimos" que hacen su trabajo lo mejor que pueden en un momento de "pocas facilidades" por los recortes en Educación y de "baja estima" hacia los maestros.


Su nominación al Global Teacher Prize ha servido para que a otros docentes se les valore también por otro tipo de proyectos en cuya base, ha agregado, está el respeto por los alumnos y el ahínco por educar en la empatía y la sensibilidad.


César Bona llama la atención sobre la importancia que tiene educar en la imaginación y, sobre todo, escuchar a los niños. "Tenemos tanto que enseñar en las programaciones, que a veces se nos olvida que hay que preguntarles", ha enfatizado.


El candidato al nobel de la educación considera que es muy importante que los niños "participen en la sociedad", que se les anime y se les escuche.


Bona no comparte que siempre se les esté diciendo lo que tienen que hacer y que "ya crecerán", cuando está demostrado que cuando se les da opción de que opinen e interactúen "responden de una forma absolutamente lógica".


Los retos y los desafíos de la educación son especiales en la escuela rural y parece que a ésta "no se le da mucho peso" a pesar de que de su supervivencia depende la existencia de muchos pueblos, ha lamentado.


En los pueblos "están las raíces de los niños" y lejos de defenderla, parece que "hay que hacer malabares" para que subsistan las escuelas rurales, asegura Bona, quien trabajó en el colegio de Bureta (Zaragoza), donde había seis niños de entre 4 y 12 años, y en el de Muel, también en la provincia zaragozana.


De los niños de las escuelas de los pueblos insiste que ha aprendido "muchísimo" de colaboración y cooperación. Colaboración es precisamente lo que César Bona reclama de las familias.


A su juicio, no existe la dicotomía entre educar y enseñar que mucha gente esgrime para diferenciar el papel de padres y maestros, ya que estima que familias y profesores deben de ser "un equipo" y estar "muy comunicados".


Los padres, ha reclamado, deben apoyar la tarea de los maestros, y para ello se requiere una revisión de la importancia que tiene la tarea de los profesores, pero éstos, a su vez, deben "ser críticos".


"Hay que demostrar que amamos nuestra profesión, que tenemos pasión por educar y que los niños son lo más importante", ha concluido.


El viernes que viene César Bona sabrá si supera el corte y si está entre los diez finalistas al premio de la Fundación Varkey Gems (FVG), al que se presentaron más de 5.000 candidaturas y que está dotado con un millón de dólares.


El ganador se conocerá en el Foro Mundial sobre la Educación y las Competencias de Dubái, en marzo de este año.