El Pilar descubre sus secretos con las luces apagadas

Las rutas teatralizadas por el interior del templo permiten conocer su historia y sus curiosidades.

Visitas nocturnas a la Basílica del Pilar
El Pilar descubre sus secretos con las luces apagadas
Oliver Duch

La Basílica del Pilar de Zaragoza conmemora el 1975 aniversario de la Aparición de la Virgen María al Apóstol Santiago con siete rutas nocturnas teatralizadas, que se han abierto este martes, en las que desnuda su historia, intimidades y curiosidades a grupos reducidos.


La visita guiada, de algo más de dos horas y durante la cual las luces del templo permanecen apagadas para crear un ambiente mucho más íntimo del que es imposible disfrutar un día cualquiera por el gran trasiego al que es sometido, comienza en la Santa Capilla donde se expone la imagen de la popularmente conocida como "Pilarica" con la intervención de un actor que encarna a Santiago Apóstol.


Del "culpable" de que se levantara este templo mariano a orillas del Ebro en la por entonces Caesaraugusta romana hacen referencia varias pinturas que, situadas en la Sacristía mayor -por lo que no son accesibles normalmente al público-, narran el viaje del Apóstol desde Tierra Santa a Hispania.


La rivalidad que vivió durante siglos la actual basílica con la catedral zaragozana de San Salvador, o La Seo, también está presente durante la ruta, pues el rey aragonés Alfonso I El Batallador, cuando reconquista la ciudad, decide instalar la sede episcopal sobre la antigua mezquita musulmana, en lugar de en el templo consagrado a la Virgen.


Precisamente de esa rivalidad, y de la época dorada y próspera que vive la capital aragonesa durante el Renacimiento, surge el encargo del retablo del altar mayor a uno de los artistas más destacados del momento, el valenciano Damián Forment.


La esposa de Forment, Jerónima Alboreda, es la siguiente en aparecer teatralizada en la ruta, poniendo uno de los puntos cómicos de la misma cuando relata cómo gracias a ella su marido fue capaz de inmortalizar una de las imágenes del retablo, la del nacimiento de la Virgen María. "¿Ustedes creen que mi marido estuvo en alguno de mis cuatro partos?", bromea.

Notas en el silencio


La siguiente parada de la visita es justo al lado, en el coro, poco habitual en una iglesia no catedralicia de la época por sus considerables dimensiones, donde los asistentes pueden disfrutar de uno de los momentos más íntimos y mágicos de la velada: el que protagonizan las notas del órgano, recientemente restaurado tras el atentado que sufrió el templo hace poco más de un año, en una basílica que luce en una oscuridad casi absoluta, con la única excepción de la cúpula inmediatamente superior.


Avanzando en la historia llegamos a 1640, año en el que se data el conocido como "Milagro de Calanda", según el cual la Virgen le habría devuelto la pierna que dos años y cinco meses antes le había sido amputada a Miguel Pellicer, vecino de dicha localidad turolense.


Es una representación en carne y hueso del mismo la que relata estos hechos y otras curiosidades, entre las que se encuentra cómo el rey Felipe IV le citó y se arrodilló para besarle la pierna.


Este milagro incrementó las peregrinaciones al por entonces templo mudéjar y, 36 años después, el Papa concede la bula de unión y Zaragoza pasa a ser la primera ciudad del mundo con dos catedrales, para lo que ese Pilar se queda pequeño, se derruye para construir otro a lo grande y así se comienza a gestar la actual basílica barroca.


Y durante el trasiego de personajes históricos relacionados de un modo u otro con el Pilar, no podía faltar la figura del genio aragonés Francisco de Goya, de quien se relata que con sólo 25 años le fue encargado el coreto, curiosamente porque era más barato que otros artistas, y que años más tarde firmaría su primera gran obra de madurez pintando al fresco una de las cúpulas.

Goya aparece en forma de marioneta, interactuando con el público e ironizando sobre su rivalidad con su cuñado, el también pintor y zaragozano Francisco Bayeu.


En la visita se reflexiona también sobre la íntima relación que une al pueblo zaragozano con su Virgen del Pilar, que trasciende incluso lo más puramente religioso, y sale a la luz otra curiosidad, como el hecho de que la célebre soprano aragonesa Pilar Lorengar decidiera dar su última actuación no ante una ópera repleta de público, sino en el coreto de la basílica, en la intimidad y ante su Virgen.


Pero si hubo un momento que marcó un punto de inflexión en la devoción pilarista, se trata de los Sitios de Zaragoza, cuando el templo acabó convirtiéndose en una especie de hospital de campaña y en refugio para todos aquellos que huían de las bombas del ejército francés.


Para terminar, cómo no, una jota típica de la tierra que la acoge y la posibilidad de presenciar un momento que otro día cualquiera sólo es posible para las propias paredes del templo: cuando el capellán se despide de la "Pilarica" y cierra la vitrina en la que está expuesta.


Las visitas, organizadas por el Cabildo Metropolitano y llevadas a cabo por la empresa Gozarte, están previstas para todos los días 2 de diciembre, enero, febrero, marzo, abril, junio y septiembre en grupos de máximo 70 personas.