La DGA pagó 2,5 millones por un Goya comprado meses antes por 850.000 euros

Dougall Arts adquirió el cuadro en la primavera de 2006 y a Cultura se le ofreció ese mismo año por el triple de dinero, que desembolsó en 2008.

El Gobierno de Marcelino Iglesias pagó por un cuadro de Goya el triple del dinero que tuvo que desembolsar solo dos años antes la sociedad inglesa que se lo vendió, Dougall Arts Limited. Así consta en la investigación judicial abierta por los presuntos sobrecostes en la adquisición de cinco obras de arte durante el mandato PSOE-PAR, que ha constatado que la empresa inglesa adquirió el óleo ‘La letra con sangre entra’ por 850.000 euros en la primavera de 2006 y que solo unos meses después, en noviembre, se le ofreció a la DGA por 2,5 millones, el precio que finalmente se pagó por la obra de arte en abril de 2008. En ambas operaciones ejerció de intermediaria la galería madrileña Caylus, la misma que figura en todas las compraventas que están bajo sospecha.


El Grupo de Blanqueo de Capitales de la Policía ha destapado los movimientos especulativos con el óleo de Goya, del que la única constancia oficial hasta ahora era que había pertenecido a la colección Rosillo y que la venta la firmó Caylus como propietaria con Eva Almunia, exconsejera de Educación y diputada socialista.


Nada se sabía de que el cuadro había pasado a manos de una sociedad inglesa y que, a la sombra, hizo un negocio redondo en cuestión de meses a costa de las arcas públicas. Caylus se lo había vendido en la primavera de 2006 con una sustancial rebaja sobre el precio fijado en una subasta celebrara en una sala de Madrid el diciembre de 2004, que quedó desierta al no interesar a nadie la obra por 1,3 millones de euros.


Solo unos meses después de haberlo vendido por los citados 850.000 euros sin las más mínima publicidad, Caylus le ofreció el cuadro al Gobierno de Aragón por más del triple de esta cantidad. El 24 de octubre de 2006 hizo una "oferta" por 2,8 millones, pero le debió parecer tan alta que unos días después, el 14 de noviembre, tuvo que rebajarla a 2,5 millones.


Para apuntalar la idoneidad de la operación, más allá del precio, la galería aportó un informe sobre la calidad de la obra, en el que se incluía una radiografía que demostraba su autenticidad y una curiosidad: el lienzo fue utilizado por Francisco de Goya como boceto para una de las cúpulas del Pilar, ya que debajo de la pintura consta una figura y la inscripción "Regina Martirum".


Como en el resto de adquisiciones de obras de arte, el Ejecutivo autonómico encargó un informe que respaldara la adquisición. Y al igual que en los otros cuatro que investiga el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, se afirma que la cifra millonaria exigida por ‘La letra con sangre entra’ se "adecúa a precios de mercado". Dicha valoración lleva la firma del director del Museo de Zaragoza, Miguel Beltrán, quien también respaldó la calidad pictórica de la obra.


En el expediente de la DGA no figura que se llegara a firmar una opción de compra o siquiera una reserva, aunque eso no fue impedimento para que en 2007 se publicitara la adquisición del cuadro. La realidad es que la resolución de dicha compra no se publicó en el BOA hasta el 20 de febrero de 2008 y no se firmó hasta unos días después, el 12 de marzo. Lo hicieron Eva Almunia y Caylus, que declaró "detentar la propiedad" del óleo de Goya.


La Intervención de la DGA autorizó el desembolso del dinero, que se hizo a través de una transferencia a una cuenta de La Caixa de la galería de arte. Y de allí salió el dinero a otra del Barclays Bank de Londres, lo que motivó que el instructor del caso Cuadros solicitara apoyo a la Justicia británica para rastrear esa cuenta y saber quiénes eran los beneficiarios finales de la operación.


Un trasiego bajo sospecha


Las averiguaciones han sacado a la luz que la empresa que vendió el cuadro, Dougall Arts Limited, es distinta a la que cobró el dinero, Jacobs Fine Arts Lted. La primera se creó en 2001 en Londres, mientras la segunda data desde 2003 en Bristol y ambas en la actualidad están dirigidas por la británica Anastasia Bikidou. Sin embargo, durante el periodo en el que se negoció, vendió y cobró el cuadro tenían distintos directivos y compartían administrador. Los tres que figuraban entonces, Stephen John Kelly y Jesse Grant Hester (en Dougall) y Damian James Calderbank (Jacobs Fine) tienen en común su implicación en operaciones de blanqueo de dinero y evasión fiscal a escala internacional.


Sus nombres aparecen de forma recurrente en informaciones de los principales diarios ingleses y de organizaciones anticorrupción. Solo Jesse Grant Hester ha figurado a sus 38 años como director en más de 1.500 sociedades radicadas en las Islas Vírgenes Británicas, Mauricio, Nueva Zelanda, Suiza, Irlanda y Gran Bretaña. Mientras, Stephen John Kelly estuvo involucrado a través de una de sus empresas en la evasión fiscal de más de 140 millones de Rusia. Uno de los testigos clave en denunciar esa operación, Alexander Perepilichnyy, apareció muerto en extrañas circunstancias en Surrey hace dos años.