Descubren en una vieja casa del Coso el cadáver de un varón que pudo morir hace 10 años.

Los huesos fueron hallados en una cama por los obreros que iban a desescombrar el inmueble.

El edificio donde se halló el esqueleto completo está deshabitado desde hace más de una década.
Descubren en una vieja casa del Coso el cadáver de un varón que pudo morir hace 10 años.
J M. Marco

Los trabajos de desescombro de un viejo edificio ubicado en el número 90 del Coso zaragozano permitieron descubrir ayer el cadáver de un varón que podría haber fallecido hace ya casi una década. El macabro hallazgo se produjo en torno al mediodía, cuando lo obreros estaban inspeccionado las distintas plantas del inmueble para empezar a trabajar. Para su sorpresa, sobre la cama de una habitación se hallaba el esqueleto completo de una persona a la que el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón trata ahora de poner nombre.


El edificio, de cuatro alturas y ubicado en la esquina con la calle de Urrea, estaba vacío desde hace alrededor de 15 años. De hecho, tras la marcha de los últimos inquilinos, la única parte ‘viva’ del inmueble era el local de la planta calle que sigue ocupado por una óptica. Por ello, los investigadores prácticamente descartan que los restos óseos puedan pertenecer a un antiguo residente y trabajan con la hipótesis de que el fallecido pueda ser algún indigente que buscara refugio en este céntrico inmueble y allí encontrara la muerte.


Vieron entrar a indigentes


La mujer que durante mucho tiempo regentó el despacho de loterías ubicado en los bajos de este viejo edificio recordaba ayer que hace unos siete años se vio entrar y salir en la casa a varias personas. La propiedad decidió entonces sacar todos los enseres y tapiar las puertas y ventanas de la planta calle para impedir el acceso de nuevos okupas. También se colocó una reja de considerable altura en el solar contiguo, pero desde fuera se aprecia que esta fue forzada. Por lo que, como sospecha la Policía, pudieron continuar colándose los indigentes.


Después de que el jefe de obra llamara ayer al 091 para informar del hallazgo, el Grupo de Homicidios y la Policía Científica se desplazaron enseguida a la casa para inspeccionar la estancia donde se halló la osamenta. Según ha podido saber HERALDO, allí encontraron la cartera de un varón nacido en el año 1953 y que tuvo su último domicilio conocido en la capital aragonesa. Todo apunta a que esta documentación podría pertenecer al fallecido, pero todavía es pronto para confirmarlo.


Además de visitar el domicilio en el que según este carné de identidad residía el finado y preguntar por él a los vecinos, la Policía va a consultar la base de datos de personas desaparecidas para comprobar si este hombre figura en la misma. A partir de ahí, se intentará contactar con algún familiar con el objetivo de tomarle una muestra de ADN para cotejarla con la que se extraiga de los huesos ahora recuperados.


El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón para que los forenses lo sometan a diferentes análisis, aunque no hay ninguna víscera que analizar. A priori no se aprecia tampoco ningún traumatismo externo, por lo que los investigadores se inclinan a pensar que pudo tratarse de una muerte natural. En cualquier caso, tampoco se quiere descartar ninguna hipótesis.


El precedente del Mercantil


Por desgracia, no es la primera vez que aparece un cuerpo en estas circunstancias. De hecho, en otro inmueble del mismo Coso, el del antiguo Casino Mercantil de Zaragoza, se localizó en julio de 1995 el cadáver de un hombre que llevaba desaparecido desde hacía dos años. La identificación de esta persona, A. R. Y., de 34 años, fue posible gracias a la documentación que llevaba en el bolsillo de la camisa. Y, como ha ocurrido ahora, fue un grupo de operarios que trabajaba en el inmueble el que encontró el cadáver en el patio de luces.

Entonces, se apuntó la posibilidad de que el varón se precipitara desde las techumbres de alguno de los edificios de la zona, debido a que en sus manos se encontraron restos de cemento pertenecientes a las cornisas de los tejados. Al parecer, el fallecido vivía en una casa próxima a donde fue encontrado.