Los diez relojes más singulares

No solo marcan la hora sino que son testigo del paso del tiempo y del devenir de los zaragozanos.

Reloj hidráulico del Jardín Botánico
Los diez relojes más singulares
Laura Uranga

Aunque en ocasiones pasen inadvertidos, Zaragoza guarda decenas de relojes singulares e históricos. Algunos ya no dan la hora pero son testimonio del pasado de la ciudad. 

La clepsidra del Jardín Botánico


El Jardín Botánico de Zaragoza, en el Parque Grande José Antonio Labordeta alberga una pieza de considerable valor y belleza. Se trata de una clepsidra, es decir, un reloj de agua que indica las horas en función del flujo del agua. Realizado en los talleres de Parques y Jardines y diseñado

por el escultor Rafael Barnola, es una obra que combina el hierro, el latón y la porcelana de más de 5 metros de altura y 3 de anchura. Gran parte de su belleza radica en los motivos zodiacales y astrales que están integrados en la propia pieza que se alza en medio de un estanque con patos. 

El mecanismo alegórico de la Seo


Desde el siglo XII la Seo de San Salvador ha contemplado el desarrollo de las tierras aragonesas, y por ello, es reflejo de los diferentes estilos y culturas que han pasado por aquí. Pero no es hasta la construcción de la torre y su posterior decoración en el siglo XVIII cuando se introduce el reloj y sus elementos barrocos. De ese tiempo, y de la mente del escultor italiano Juan Bautista Contini, surgen las figuras que rodean al reloj de la Seo. Tres figuras alegóricas representan el día, la noche y la muerte. Todas ellas rodean el mecanismo bajo un gallo que representa la puntualidad del día. Las horas están marcadas en números romanos.

El gigante de Vadorrey


Para los que todavía no lo sepan, el reloj solar más alto de todo el mundo se encuentra en Zaragoza, en concreto en el barrio de Vadorrey. Con unos 31 metros de altura, una saeta de 46 metros de longitud y 50 toneladas de peso se ha ganado el mote del "gigante de Vadorrey". Este reloj solar marca las horas sobre el suelo, muy cerca del Parque de Oriente. Fue en octubre del año pasado cuando su ingeniero Juan Antonio Ros, creador de otros de los relojes singulares de la ciudad, recibió la noticia y el consiguiente registro en el libro del récord Guinness. 

Reloj de correos


Inmerso en uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza se encuentra este mecanismo de estilo contemporáneo. El reloj de forja negro del edificio de Correos del paseo de la Independencia de Zaragoza pasa inadvertido para muchos viandantes. Sin embargo, este reloj acompaña a los zaragozanos desde 1926, año en el que se construyó este edifico sobre el solar del antiguo teatro Pignatelli. A diferencia de los relojes más antiguos, las horas se marcan en números naturales y no en números romanos. Su estilo acompaña al neomudéjar de la construcción.

Reloj del aeropuerto


Muchos lo habrán confundido con una escultura urbana. Y es que el reloj de sol del aeropuerto de Zaragoza está considerado como tal. Esta pieza fue elaborada por los estudiantes del Centro Politécnico Virgen del Pilar en 1970. Los alumnos hicieron dos copias del reloj de Oslo de 1 metro de diámetro. A día de hoy una se encuentra en aeropuerto y la otra frente al I.E.S "Virgen del Pilar".

Reloj de la Intermodal

En toda estación importante hay un reloj singular. En Aragón hay cientos que siguen marcando la hora en estaciones por donde ya no pasa ningún tren. La Estación Intermodal de Zaragoza también cuenta con decenas de relojes. Sin embargo, uno de ellos, el imponente Festina, resalta sobre el resto en la fachada de piedra blanca de gran envergadura. Sigue la línea innovadora y moderna de la estación, desde que en 2003 ésta fuera inaugurada. Todos los pequeños relojes repartidos por la estación también conservan el estilo moderno sin perder la esencia de los relojes de estación. 

Reloj de la calle Alfonso


A finales del XIX, la joyería Aladrén y más tarde el Gran Café de Zaragoza. El número 25 de la calle Alfonso de Zaragoza ha cambiado de negocios pero nunca de reloj. Ajeno al paso del tiempo, esta mítica pieza de metal de doble cara se ha mantenido inmóvil y continúa dando la hora aunque solo por un lado. Su sencillez y estilo clásico lo ha hecho inconfundible. Tanto que en su día fue lugar de encuentro de los jóvenes zaragozanos. Lo embellecen la fachada del Gran Café y la marquesina metálica sobre la que se mantiene. 

Reloj de la noria del parque Luis Buñuel

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Aunque un reloj y una noria pueden tener cierto parecido físico, el del parque Luis Buñuel no tiene nada que ver con la noria de madera que lo vigila. El reloj de sol del Parque del Agua o Luis Buñuel es otra de las creaciones del ingeniero Juan Antonio Ros. Se trata de un reloj doble de acero inoxidable de gran precisión y un diseño contemporáneo. El Reloj Solar de la Noria cuenta con varias inscripciones en el hormigón y un estanque solar. Se concibió para conmemorar la Expo 2008. Así, todos los 14 de junio desde 2008 la sombra del mástil entra en el estanque a la misma hora en la que se inauguró. Este hecho se repite todos los años en el mismo periodo estival recordando así la Exposición Internacional. 

Museo de la Torre Nueva


El reloj de uno de los emblemas de Zaragoza se encuentra en los bajos de la Casa Montal en la calle Torre Nueva. Esta misma, la Torre Nueva, se construyó en 1504 para medir el tiempo en la ciudad. Fue inspiración para viajeros durante mucho tiempo pero su maltrecho estado hizo que el Ayuntamiento acordara su derrumbe en 1892. El reloj público, construido por el leridano Jaime Ferrer, regulaba junto con las campanas la vida de los zaragozanos. En el mismo lugar en el que hoy se guarda y se expone este reloj también hay ubicado un museo sobre la Torre. 

Reloj del Ayuntamiento de Zaragoza


La mágica noche del último día del año los zaragozanos tienen una cita frente al reloj del edificio del Ayuntamiento. Esta pieza de color negro, con un diseño muy singular, marca las campanadas del año nuevo y es testigo de algunos de los acontecimientos más importantes para los vecinos de la ciudad. Las horas están representadas en números romanos y la parte central sobre las que se mueven las saetas por un sol con rostro humano. Está situado en la parte central de la fachada del edificio construido en 1963. Las campanas suenan cada vez que marca la hora y las medias.