Cifra récord de niños en el tradicional pesaje de Lituénigo

Hasta 42 bebés pasaron por la balanza romana de esta celebración del siglo XVII, aunque solo tres con ascendencia en la localidad

Marta -de Tarazona- y Sergio -de Tudela- pesaron a Naia, su primera hija.
Cifra récord de niños en el tradicional pesaje de Lituénigo
Fernando Orte

Jon, Naia, Adela, Yulen… Son algunos de los nombres de los bebés que ayer protagonizaron el pesaje más multitudinario que se recuerda en Lituénigo. Un total de 42 niños pasaron por la balanza romana, ninguno de la localidad aunque varios sí tienen ascendencia familiar, como los pequeños Jorge Jiménez Labena, Yoel Pellicer Espligares y Acher Vicien Mara, este último bautizado minutos antes de que diera comienzo esta popular fiesta de Interés Turístico en Aragón.


Los demás bebés llegaron de diferentes localidades como Grisel, Novallas, Santa Cruz, Tarazona o Torrellas, pero también de otras comunidades como Navarra, País Vasco, Galicia o Castilla La Mancha. "En el año 58 nos pesaron a once niños del pueblo", recordó José Luis García, ‘speaker’ del evento. 


Entre los padres y madres había caras nuevas, pero también parejas que pesaban a sus segundos y terceros hijos. La única norma es que sean nacidos en el último año. Así lo establece la tradición del pesaje, que tiene sus orígenes en el siglo XVII, cuando un matrimonio del pueblo, ante la imposibilidad de tener descendencia, pidió ayuda a un monje capuchino de Tarazona. Fray Matías aseguró que el cielo escucharía el deseo de la pareja, que prometió donar a San Miguel tantas talegas de trigo como pesara su bebé. El niño nació, pesó siete kilos y los padres cumplieron la promesa delante de todo el pueblo.


Tras finalizar la última pesada se contabilizó el trigo recogido, un total de 1.050 kilos entre la ‘llega’ –el aportado por los vecinos– y el propio pesaje –el grano que dan los padres de los bebés pesados–. Teniendo en cuenta el precio del mercado del trigo, a 0,18 céntimos, el valor del mismo era de 189 euros. El alcalde abrió la subasta con los cinco primeros tantos, cada uno por valor de 3 céntimos de euro.


Reñida hasta el final, se alcanzaron los 19.935 tantos, con un coste de 787 euros. Fue Juan Manuel Pellicer quien se hizo con el preciado grano, que podrá abonar en un año. "He pujado porque pesaba a un nieto, ya tenía ganas porque el año pasado pesé a una nieta y no me lo pude llevar", comentó con orgullo este vecino de Lituénigo.