"Le pegué con las manos en la cara, pero no la amenacé ni la penetré"

La fiscal pide nueve años por violación, uno por lesiones y seis por detención ilegal, porque la víctima no salió de casa en tres días

l acusado Mohamed El Ouabi, entre dos policías que lo custodiaron ayer en la Audiencia.
"Le pegué con las manos en la cara, pero no la amenacé ni la penetré"
Oliver Duch

Mohamed El Ouabi, un magrebí de 22 años, llegó esposado al juicio de la Audiencia Nacional y necesitó una traductora para defenderse de la acusación de una violación, una brutal paliza y detención ilegal de su pareja durante tres días. Los hechos ocurrieron en una caseta o choza situada en un descampado de la carretera del aeropuerto, donde se habían refugiado cuando llegaron de Algeciras. Eran novios cinco meses antes del 25 de noviembre del año pasado, cuando tuvieron la discusión. "Le pegué dos golpes con las manos en la cara, pero no la amenacé con un cuchillo ni la penetré por la parte trasera. Ese día no tuve relación", declaró ayer el acusado a preguntas del Ministerio fiscal. 


La víctima estuvo tres días sin salir de la vivienda después del suceso. Mercedes declaró por videconferencia y dijo que su pareja la encerró con una cadena y un candado después de la paliza, de la que ella dio una versión muy distinta. "Mohamed me dijo que era una puta y me dijo que debía estar muerta. Se quitó el cinturón me exigió que me desnudara y me dio muchos golpes. Luego, me violó por detrás cuando estaba tendida en el suelo. Yo no quería tener relación con él y nunca lo había hecho así. No quería", manifestó la víctima. Encerrada con un candado

Mercedes añadió que no salió de la casa porque él la encerró. "No podía por el candado. Estaba sangrando y no podía curarme. Me daban mareos", señaló. "Me habían robado el móvil tres días antes".


El acusado defendía que la relación sexual con su pareja fue siempre "consentida" y que ella no quiso salir de la casa cuando él la dejó allí. "Podía abrir el candado porque llevaba un clavo y se quitaba con un palo", agregó Mohamed El Ouabi, quien trabajaba  en un Centro de Menores. 


Tres días después de los hechos, el acusado y la víctima acudieron al albergue municipal para comer. Mercedes llevaba unas gafas puestas para disimular que tenía la cara amoratada, así como los brazos y la espalda.  

Una trabajadora del albergue declaró ayer que Mercedes le confesó en un apartado: "Me maltrata". "Estaba muy nerviosa y tenía miedo. Podía hacerme algo más", detalló la víctima. Se puso en marcha el protocolo que tienen en el centro para avisar a la Policía, pero la empleada dijo que la víctima no le contó que había sido violada. "Tenía moratones en los brazos, en el coxis y en los ojos", definió otra funcionaria. 


Un policía local precisó que Mercedes denunció que el acusado había bebido y la agredió con un cinturón. "Tenía hematomas en los brazos. Pero no me dijo nada de la violación", señaló. El testimonio de un policía nacional que hizo el reportaje fotográfico de la casa o choza puede servir para determinar que el candado de la cadena no podía abrirse desde dentro con un palo, que sería la base de la acusación de la detención ilegal. Sin síntomas de violación

Las forenses revisaron a la mujer doce días del suceso y confirmaron que tenía hematomas, pero no presentaba secuelas psicológicas de la agresión sexual. Y por ese motivo no le examinaron el ano porque no refería dolor.   


De hecho, cuando la víctima acudió a la Policía Nacional para interponer la denuncia hubo dos versiones de los hechos: al principio se centró en la paliza y cuatro horas después agregó la violación. De esta manera, la única prueba aportada ayer fue el testimonio de ella. Una psicóloga forense manifestó que la víctima es "una chica con vida de riesgo" y por eso no asumieron su versión. 


La fiscal pidió nueve años por la agresión sexual, uno por lesiones y cinco por detención ilegal, mientras que la acusación particular subió las penas a diez años por la violación, un año y medio por la paliza y seis por haberla encerrado en casa tres días. Por su parte, la defensa pidió una libre absolución con la alternativa que solo se condene por los golpes que asumió el acusado en el juicio de la Audiencia de Zaragoza.