Una fiesta de película para un vino de cine

El director de cine David Trueba fue el encargado de encender la fuente de la Mora. Cientos de cariñenenses y visitantes se acercaron hasta la plaza de España para celebrar la edición número 48 de la Fiesta de la Vendimia de la Denominación de Origen 

David Trueba se arrodilló para dejar sus huellas en la primera hoja de parra que estrenaba el paseo de Las Estrellas de Cariñena.
Una fiesta de película para un vino de cine
Aránzazu Navarro

La de ayer fue una fiesta de película. El cine protagonizó una jornada en la que, precisamente, el séptimo arte debía ser el actor secundario. El papel más destacado era para el vino y los viticultores. Y no era para menos ya que la Fiesta de la Vendimia de la Denominación de Origen Cariñena (D.O.P.) cumplía su 48 edición. Aunque las novedades de la cita y el invitado de honor, el director de cine David Trueba, forzaron un cambio en el guión. 


El máximo triunfador de la última edición de los Goya con la película ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, preseleccionada también como candidata para representar a España en la ceremonia de los Oscar de 2015, demostró ayer en la Fiesta de la Vendimia de Cariñena que no solo es bueno detrás de la cámara, sino también en el escenario. Antes de apretar el botón para que brotara vino de la fuente de la Mora, Trueba habló de las semejanzas que el cine y la literatura mantienen con el vino. 


Una broma etimológica le permitió referirse a la relación de su nombre, David, con la vid; y el de Cariñena, con el cariño de sus gentes. Y así les agradeció la distinción: "Gracias por invitarme y sobre todo por recordarme que lo mejor de una tierra siempre es la gente que habita en ella". "El cine, como el vino, se hace para deleitar –añadió el también escritor–. Es una tarea lenta y esforzada que hacemos para dar placer a los demás, sin importarnos la sequía, la dureza, el esfuerzo y el pedrisco". Y matizó que a los cineastas las tormentas también les llegan. Eso sí, en forma de críticas.  


Dos jóvenes de Villanueva de Huerva fueron las invitadas ‘revelación’. Al compás de una popular jota, Davinia Tremps, de 22 años, y Sandra Beatove, de 24, fueron las encargadas de pisar las uvas de las que salió el primer mosto. 

Otro de los protagonistas del acto, el presidente de la D.O.P. Cariñena, Antonio Ubide, aprovechó para anunciar la decisión del Consejo de establecer el día 14 como cita fija en el calendario para futuras ediciones de la Fiesta de la Vendimia. Agradeció la colaboración del Ayuntamiento de Cariñena, que encabeza su alcalde, Sergio Ortiz, para señalar la fecha. Y reclamó "unión institucional y más coordinación" para impulsar los proyectos enoturísticos de la zona. 

Aunque en un plano secundario –y no por ello menos importantes–, en el escenario también estuvieron representantes de la comarca Campo de Cariñena, de la Diputación Provincial de Zaragoza y del Gobierno de Aragón. El vino sustituyó al agua

Tras las intervenciones, la presentadora, la periodista Cristina Jiménez, invitó a David Trueba a pulsar el botón que activaba la fuente de la Mora, que una vez más cambió el agua por el vino. 

Después, toda la comitiva llevó una jarra con el primer mosto para ofrecerla, como manda la tradición, al Santo Cristo de Santiago.


Fue entonces cuando los cientos de extras que llenaban la plaza de España –y que en realidad eran vecinos de Cariñena, de otros pueblos de la zona y visitantes–, pudieron acercarse más al director de cine y pedirle autógrafos. 

David Trueba volvió a adquirir todo el protagonismo cuando llegó al paseo de las estrellas de Cariñena. La huella de sus manos quedará inmortalizada en las hojas de parra del que se convertirá en un paseo al más puro estilo hollywoodiense. "Es un orgullo ser el primero, pero espero que pronto me acompañen otras manos", dijo Trueba. Entre bromas, los encargados de tapar las huellas hasta que se fijen le insistieron en que apretase más fuerte con las manos y mirase a cámara. El director de cine recomendó entre risas que no la pisaran mucho. 



Hubo bromas. Muchas. "Con tal de ver a los políticos de rodillas, merece la pena estar aquí", comentó un espontáneo al ver que los miembros de la comitiva se acercaban al cineasta para fotografiarse. 


Todos querían una imagen para el recuerdo. Aunque, casi siempre, la realidad es más dura que la ficción. Y el que ayer lucía hasta con un trozo de alfombra roja, es un paseo en el que, cada año, decenas de temporeros esperan una oportunidad de trabajo. Quizás, algún día, ellos también puedan protagonizar una de esas películas con final feliz.