Detectan el uso de locales comerciales como infravivienda en Zaragoza

Varios sintecho comparten el alquiler de locales vacíos en distintos barrios de la ciudad.

Dieciocho sintecho de Zaragoza comparten habitación cada noche en un local comercial de una pequeña calle del barrio de Las Delicias. Entre todos afrontan un alquiler mensual de poco más de 200 euros por un modesto espacio en el que colocar los colchones y descansar durante unas horas. Un servicio, un grifo y algunos enseres personales completan el mobiliario.


La mayoría abandona el inmueble a primera hora de la mañana y regresa por la noche. A otros, sin embargo, es posible encontrarlos durante el día. A mediodía del pasado jueves tres de ellos charlaban en la puerta del local, evitando el calor concentrado en el interior. "Para nosotros es un sitio tranquilo para dormir sin pasar frío y estar más seguros, sin estar a la vista de la gente", explicaban. Prefieren no revelar su nombre ni que se hagan referencias concretas a la localización del inmueble.


La práctica totalidad carece de ingresos fijos y procede del este de Europa. "Hemos ido viniendo a España en los últimos años. Cuando había más trabajo se podía alquilar pisos o habitaciones, pero ahora esta solución es mejor porque nos permite ahorrar algo más", señalan. Aseguran que llevan ya unos meses en esta situación y que no han tenido "ningún problema". A priori no parecen molestar a los vecinos: sólo uno de los propietarios de los cuatro negocios más cercanos se queja de la "mala imagen" que pueden dar, si bien reconoce que "nunca han generado ningún conflicto".


Aunque no se ha registrado una avalancha de casos, fuentes municipales dicen haber detectado "algunos locales" de este tipo "en distintos barrios", si bien matizan que "no es algo masivo ni generalizado". En los últimos meses, Urbanismo ha impuesto varias multas (de hasta 27.239 euros) por transformar locales y trasteros en improvisadas viviendas, según se recoge en los órdenes del día de la gerencia. Los propios moradores del local de Delicias apuntan que algunos compatriotas están "en otros sitios iguales".


Si bien su situación es parecida a la de otros ciudadanos sin un hogar, desde Cruz Roja aclaran que "no se les considera sintecho, ya que no duermen al aire libre, y por ello no se les contabiliza como tal en las estadísticas oficiales ni entran dentro de los planes de ayuda a transeúntes".


Desde el área de Urbanismo explican que el Ayuntamiento no tiene "capacidad para controlar el uso de cada uno de los locales de la ciudad". Urbanismo sí podría, sin embargo, actuar en caso de que un vecino denunciase un mal uso de un inmueble. En estas situaciones, el Ayuntamiento abriría un expediente y el propietario podría acabar sancionado.


"Lo que prima para las personas que no tienen hogar es la discreción, tener un lugar abrigado y tener acceso a un servicio y a agua, aunque sea a través de una fuente pública", explica Rafael Trívez, coordinador del Voluntariado de Casa Abierta del Ayuntamiento. "Por norma general -añade- procuran no molestar, porque eso supondría forzar su salida, ni ser molestados".


También en trasteros


Vivir en un local supone un paso más tras la popularización de los pisos patera, más habitual antes y al principio de la crisis. En 2010, asociaciones como Cáritas alertaban de que se habían multiplicado los pisos realquilados en los que llegaban a convivir entre quince y veinte personas. Sin embargo, en los últimos años esta práctica "se ha ido desactivando", según reconocen los administradores de fincas consultados.


El Ayuntamiento lleva varios meses vigilando los trasteros de la promoción de pisos sociales de alquiler de Las Armas-Casta Álvarez ante la sospecha de que podía haber algunas personas que los usaran habitualmente como lugar para dormir. Dos de los arrendatarios han abandonado recientemente los trasteros que ocupaban hasta ahora.


Tras la denuncia de una vecina antes de Semana Santa, la sociedad municipal Zaragoza Vivienda comenzó a investigar y se puso en contacto con tres arrendatarios por un posible uso fraudulento de los locales. Dos de ellos rescindieron su contrato y devolvieron las llaves. El tercero niega que use el trastero como dormitorio y asegura que sólo lo utiliza como almacén.