El policía acusado de asesinar en Valladolid al marido de su amante mantiene su inocencia

Las acusaciones particulares, que piden 20 años de cárcel, consideran que se trata de un"intento frustrado de crimen perfecto"

El acusado José Manuel Martínez Falero, ayer en la Audiencia de Valladolid.
El acusado José Manuel Martínez Falero, ayer en la Audiencia de Valladolid.

El policía nacional destinado en Zaragoza José Manuel Martínez Falero, acusado del asesinato en Valladolid del marido de su amante al que, presuntamente asestó en noviembre de 2011 dos cuchilladas cuando la víctima se disponía a coger el coche a las 8.00 para acudir a su trabajo, reiteró ayer su inocencia y explicó que el día de autos se personó en la capital del Pisuerga con el único propósito de romper la relación sentimental que mantenía con la esposa del asesinado.


Durante su interrogatorio, en la primera jornada del juicio con jurado iniciado en la Audiencia de Valladolid, el agente, con vaqueros, americana y corbata, se mostró tranquilo y frío pero en ocasiones contestó con cierta irritación a preguntas de las acusaciones cuando éstas enumeraron las distintas versiones que ofreció sobre su presencia en Valladolid el día del crimen y las, en su opinión, contradicciones en las que ha incurrido.


Con todo, el acusado, se mostró firme a la hora de mantener su inocencia y justificar el viaje efectuado en la madrugada del 21 de noviembre de 2011 desde Asín (Zaragoza) a Valladolid, con el objetivo de poner punto y final a la relación que desde 2009 mantenía con Blanca Rosa R .C, con la que ya había tenido un noviazgo de adolescencia a los 14 años y con la que había vuelto a contactar a través de las redes sociales, a espaldas de sus respectivas parejas.


"Habíamos empezado una relación de amistad. Luego fue a más y pensamos en divorciarnos los dos de nuestras parejas", declaró el policía. Añadió que, sin embargo, las tensiones sufridas con el marido de su amante y a la postre víctima, Rufino Arnanz, y tras comprobar que la relación reiniciada era "tóxica y destructiva" optó por desplazarse un día a Valladolid para poner fin a la misma.


Viaje tras las elecciones


Fue ese 21 de noviembre de 2011, tras haber prestado José Manuel Martínez servicio en Zaragoza el día anterior con motivo de las Elecciones Generales, cuando el acusado asegura que llegó a primera hora de la mañana con la intención de hablar con su amante. Pero por distintas circunstancias, bien porque llegó tarde y ella ya había acudido al trabajo o porque no tenía batería en el móvil, no pudo contactar con Blanca Rosa y decidió posponer el encuentro de ruptura para la tarde.


En ese espacio de tiempo, el agente sostiene que desayunó en un bar y se dio una vuelta por las inmediaciones del domicilio de ella, sito en la calle de Nicasio Pérez, hasta que en un momento dado vislumbró a lo lejos un dispositivo policial apostado junto al vehículo, con la puerta del copiloto abierta, que compartían su amante y el marido de éste.


"Vi que estaba fuera de lugar, pensé que algo había ocurrido a Rufino y decidí marcharme", aseguró José Manuel Martínez, quien a partir de ese momento se mostró un tanto impreciso a la hora de explicar la rotura de la rótula de su rodilla izquierda, la que las acusaciones aseguran que se produjo al apuñalar en el corazón a su oponente y la que él alega haberse causado el día anterior en un accidente doméstico en su casa de Asín.


De tal lesión fue operado la madrugada del día 22 en la Clínica Montpellier de Zaragoza, centro en el que, aún con los efectos de la anestesia, las acusaciones sostienen que el agente balbuceó"¡Rufino, Rufino, me he arruinado la vida, no sé lo que he hecho con mi vida, me voy a quitar la vida!", aunque él atribuye tales manifestaciones a su exmujer y asegura que lo que dijo entonces, textualmente, fue"¡Rufino, cómo te han jodido la vida, qué casualidad!".


Antes de la declaración del imputado, el fiscal, las acusaciones particulares, ejercidas estas últimas por la viuda y los dos hijos del fallecido, y la defensa, a cargo de la letrada zaragozana Olga Oseira, expusieron a los miembros del jurado popular cómo se produjeron, a su juicio, los hechos.


Frente a la petición absolutoria de la defensa, que alega ausencia de pruebas objetivas y directas y la existencia de"indicios no suficientes", los acusadores, que califican los hechos de asesinato y solicitan penas de entre 19 y 20 años de prisión, coinciden en que el móvil del crimen es"pasional, sentimental" y que el agente, valiéndose de las técnicas de investigación propias de su profesión,"ideó y preparó" un plan para acabar con la vida de Rufino Arnanz por ser éste"el único obstáculo" para la relación que mantenía con su esposa.


En este contexto, el abogado de la viuda llegó a resumir los hechos como el"intento frustrado de un crimen perfecto", afirmación que tanto él como el resto de acusadores basaron en la existencia de una serie de pruebas que sitúan, sin lugar a dudas, al agente en el escenario del crimen.