La serpiente del Circo del Sol vuelve a Ranillas

El emblema de la cabalgata de la Expo se prepara para su retorno al recinto, posiblemente al Acuario.

La serpiente, en la Expo de 2008
La serpiente del Circo del Sol vuelve al recinto de Ranillas

Fue otro de los iconos de la Expo de Zaragoza de 2008 condenado al ostracismo tras la ceremonia de clausura. La cabeza de serpiente que impresionó cada día de aquel verano a los visitantes en la cabalgata del Circo del Sol volverá al recinto de Ranillas, previsiblemente el próximo mes de junio.


La asociación Legado Expo Zaragoza ha solicitado al Ayuntamiento de la ciudad que prepare la figura, almacenada hasta ahora en un almacén municipal, para su retorno a la calle. "Tiene algún daño pendiente, y ya hemos pedido que lo reparen", explica Miguel Ipas, portavoz de este colectivo que vela por la herencia que dejó a la capital aragonesa la muestra del agua.


Los trabajos consistirán en el desmontaje, restauración integral y preparación para su exhibición, dadas sus importantes dimensiones. Oficialmente todavía se barajan "dos ubicaciones posibles", aunque todo apunta a que será el Acuario fluvial el que acogerá esta nueva atracción.


La cabeza de serpiente se expondrá sin la estructura ni el mecanismo motor que la propulsaba por el interior del recinto en 2008, de forma que se aliviará su peso y se simplificará su movilidad. "Fue un símbolo de la Expo y creemos que lo mejor es que vuelva a ser visible para todos", señala Ipas.


Estado del legado

Por otro lado, Legado Expo está llevando a cabo un estudio sobre el estado de las intervenciones artísticas que conserva la ciudad tras la muestra y que presentará próximamente. Las primeras impresiones son "buenas", aunque existe algún punto negro.


El caso más evidente es el del banco ecogeográfico, ubicado en el frente fluvial. Esta intervención, de 700 metros de longitud a orillas del río Ebro, es una de las que más sufre las inclemencias del tiempo y los ataques incívicos.


"Con la dilatación de la estructura de acero, las piezas del mosaico se van soltando, y luego la gente las va arrancando", lamenta Miguel Ipas. Hace dos años, el Ayuntamiento de Zaragoza llevó a cabo un lavado de cara de esta infraestructura. Se realizaron pruebas de estrés sometiendo al banco a temperaturas extremas y a chorros de agua para comprobar cuáles eran los materiales más resistentes y adecuados. Sin embargo, de poco ha servido ya que en la actualidad, la obra muestra su peor cara desde 2008.