La Policía intercepta a dos personas que habían ingerido 400 bellotas de hachís

Cinco personas han sido detenidas en varias localidades aragonesas por tráfico de drogas.

Parte de la droga incautada a la banda
La Policía intercepta a dos personas que habían ingerido 400 bellotas de hachís



La Policía Nacional ha desarticulado un grupo dedicado al tráfico de droga desde marruecos tras interceptar en Zaragoza a dos 'mulas' que habían ingerido 400 bellotas de hachís, según han explicado este jueves.


El pasado viernes, 7 de marzo, los agentes descubrieron la llegada de un coche procedente de Marruecos en el que viajaba uno de los cabecillas de la trama acompañado por otras dos personas en Zaragoza. Todos fueron detenidos y, tras realizarles una radiografía, se descubrió que los acompañantes portaban varias bolas de droga en su cuerpo. La cantidad asciende a las 400 bellotas, lo que supone unos dos kilos de hachís.


Las dos personas son ciudadanos marroquíes, a los que la organización pagaba por ocultar la droga en su cuerpo. En estos momentos, se encuentran en detención hospitalaria en Jaca para que expulsen los estupefacientes.


Otros dos miembros de la banda fueron arrestados en Arascués y Sabiñánigo. En los tres registros practicados, se encontraron 150 gramos de cocaína, otras 38 bellotas de hachís como las intervenidas, y dosis de otras sustancias listas para su distribución (marihuana y speed). Cuatro de los cinco detenidos han ingresado ya en prisión.


Un año de investigación


Hace un año se empezó a investigar una posible entrega de droga en una localidad cercana a Huesca. Las pesquisas se centraron en un grupo de personas que, sin tener una ocupación laboral conocida, llevaban un alto tren de vida. Los investigadores descubrieron que introducían los estupefacientes desde Marruecos mediante 'muleros' hasta las comarcas de la Jacetania, Alto Gállego y Hoya de Huesca.


Los integrantes de la organización realizaban pequeñas estancias en Marruecos, unos viajes en los que acompañaban a las personas encargadas del transporte, que no pertenecían a la banda y que ingerían pequeñas bolas de hachís o cocaína. Durante la semana que tardaban en expulsarlas se alojaban en un piso en Sabiñánigo, que no disponía de electricidad ni agua potable.