Aragoneses en el extranjero

"Buscarte la vida en el extranjero es duro, pero soy feliz en Dinamarca"

Belén Redal, médica turiasonense de 40 años, se marchó a Londres tras acabar la carrera. Ahora vive en Dinamarca, casada con un danés, tiene dos hijos y consulta propia.

Belén, con su marido y sus hijos, en Dinamarca
"Buscarte la vida en el extranjero es duro, pero soy feliz en Dinamarca"
B. R.

Belén Redal, médica turiasonense de 40 años, se fue a Londres en 1998 solo con un billete de ida. Ahora vive en Dinamarca, casada con un danés, tienen dos hijos de 11 y 13 años, y acaba de abrir una consulta propia tras años trabajando en distintos hospitales y empleos. Entre medio, ha pasado 15 años de viajes, adaptaciones, búsqueda de trabajo, burocracia... Belén reconoce que ser emigrante no es fácil. "Buscarte la vida en el extranjero es duro, pero soy feliz", asegura.


Belén es de Tarazona y estudió en la Universidad de Zaragoza. Tras acabar la carrera, se fue a Londres. "Al principio vivía en un 'Bed and Breakfast' asqueroso. Luego me busqué una residencia de estudiantes que admitía huéspedes en verano. Sobrevivía con el dinero que me mandaban mis padres. Buscaba trabajo y no me salía nada, ni de camarera", recuerda sus primeras semanas.


Un día se plantó en el Queen Mary's Hospital y se ofreció para trabajar. "Tuve suerte: me salió un trabajo y me dieron alojamiento en los pisos para médicos residentes. Fue una experiencia increíble. Aprendí más práctica en seis meses que en seis años de carrera", cuenta.


En 1999 se fue a trabajar al norte de Gales. Pocos meses después conoció a su marido en un viaje por México. Él vendió su piso en Copenhague y se fue a vivir con ella. Se casaron y nacieron sus hijos, Patricia y Alexander. Vivieron en Gales hasta 2003, cuando decidiero mudarse ante la falta de oportunidades laborales para él.


En 2003 se trasladaron a Roskilde (Dinamarca), donde viven actualmente. Él encontró pronto trabajo de profesor, a ella le costó más. "Estudié danés en la escuela de idiomas, seguí formándome en distintas especialidades de Medicina y empecé a buscar trabajo. Venir a Dinamarca fue duro, porque no esperaba un recibimiento tan frío. La gente en general es muy reservada y hay mucho racismo. Alguna vez me dieron ganas de hacer las maletas y volverme. Me salieron dos trabajos en Alicante y Tenerife, pero la crisis estaba empezando en España y nos dio miedo dejar la seguridad de Dinamarca", cuenta.


Después consiguió una plaza en el hospital de Rigshospitalet, uno de los mejores del país, y en Roskilde, donde ha estado trabajando hasta la primavera pasada, cuando decidió montar su propia consulta. También imparte cursos y hace investigación. "Aquí tengo oportunidades que no creo que hubiese tenido en España. No vengo de familia de médicos. Mi padre es sastre y mi madre era peluquera, hasta que ella tuvo que dejarlo por una enfermedad pulmonar y montaron una tienda de ropa en Tarazona", señala.


Ahora no se plantea volver. "Soy feliz con mi trabajo y la vida que les ofrecemos aquí a nuestros hijos. Tengo muy buenos amigos daneses y otros españoles. Me gustan las tradiciones danesas y la seguridad laboral que me ofrece el país", reflexiona. Dos veces al año vienen de visita a España: en verano a un campin en Salou y en febrero, a Tarazona. "Cuando me jubile espero disfrutar más tiempo de Tarazona y Zaragoza, que siempre me quedo con ganas de visitar más y ver a más gente. Pero mi hogar está aquí, en Dinamarca, con mi marido y mis hijos", subraya.