Al calor de la crisis

Las tiendas de 'compro oro' se multiplican por cuatro en Aragón desde 2008

El perfil de los clientes y de las joyas ha cambiado con el paso de los años. A estos negocios llegan desde cadenas hasta dientes de oro.

Muchas tiendas de compra de oro terminaron cerrando
Las tiendas de 'compro oro' se multiplican por cuatro en Aragón desde 2008

Como último recurso ante la acuciante coyuntura económica, miles de españoles han echado mano de las joyas familiares para poder hacer frente a las facturas. Muchos de los aragoneses más tocados por la crisis también han acudido a este recurso y esta demanda se ha traducido, a lo largo de los últimos años, en una más que notable oferta.


El número de tiendas que convierten en dinero rápido el oro, plata y otros bienes preciados se han multiplicado por cuatro desde que arrancó la crisis, según los datos de la Dirección General de Consumo del Gobierno de Aragón. Un crecimiento paralelo al del valor de los lingotes, que no ha dejado de incrementarse durante la recesión económica.


"Este negocio se está acabando"


Mari Carmen Ruiz regenta un local de compra-venta de oro en la calle Fuenclara de Zaragoza. Lo abrió hace tres años, tras un largo período en paro. Tiene claro que este tipo de transacciones, que tanto han crecido en los últimos años, están llegando a su fin: "Cada vez viene menos gente. Los que lo han necesitado ya han vendido prácticamente todo lo que tenían. La impresión que tenemos todos en el sector es que a este negocio le queda poco, se está acabando", explica.


"No me sorprende que se hayan multiplicado, porque desde fuera parece que se hace dinero rápido y fácil, pero no es así. Tenemos muchas trabas en materia de normativa y de seguridad y cada vez hay menos clientes. Últimamente, del mismo modo que se montan muchas tiendas, se cierran otras porque en seguida ven que no se ganan montañas de dinero", asegura Ruiz.


Lo cierto, indica esta zaragozana, es que este tipo de tiendas "no son tan rentables como la gente piensa". "Cuando ves en los reportajes de televisión que sacan esos lingotes de oro te hace gracia, porque la realidad es muy diferente. Nos marean con la normativa y nos gastamos un dineral en las exigencias de seguridad, que las cambian a menudo. Hace poco tuve que comprar la nueva máquina de pesar 'oficial', que me costó 400 euros".


"También tuve que esperar cuatro meses a que me dieran el visto bueno teniendo la tienda lista para abrir. Hay quien puede pensar que ganamos mucho dinero, pero en realidad no es tan rentable como parece, tenemos los mismos problemas que otros pequeños empresarios", lamenta.


Cambia el perfil del cliente


El avance de la crisis y sus consecuencias han desencadenado un notable cambio en el perfil de las personas que recurren a estos negocios. "Al principio venía mucho inmigrante, pero poco a poco fue cambiando el tipo de usuario y ahora tenemos, prácticamente, solo clientes españoles que nunca hubiera pensado que tendrían que acudir a esto para sobrevivir".


También ha cambiado el tipo de ventas. "Hace tres años mucha gente vendía cosas a las que no tenía mucho aprecio, por ejemplo cadenas rotas, para darse un capricho. Luego empezaron a llegar joyas más 'importantes'. Ahora suelen traer cosas pequeñas o bisutería para ver si pueden sacar algo por ello. Aunque también queda gente que tiene que recurrir a joyas con un alto valor sentimental, como recuerdos de comunión o herencias, y lo pasan muy mal. Nosotros, aunque se nos pinte como el malo de la película, los tratamos lo mejor posible y siempre procuramos darles un trato justo". Hasta la tienda de Mari Carmen no solo ha llegado oro y plata. "Me han traído de todo, desde empastes y fundas de oro hasta una prótesis de cadera, que no compré".


Misma impresión sobre el perfil de la clientela tienen en la Joyería Goldstein, en la avenida de San José, especializada en la compra-venta de herencias, oro y piedras preciosas, como diamantes. Su dueño, Javier Martija, subraya que "últimamente encontramos un nuevo tipo de cliente, que se ha quedado en paro y que no solía venir a este tipo de establecimientos. Por contra, la gente que está realmente necesitada ya lo ha vendido todo y no le queda nada".


Reciente inspección


La Dirección General de Consumo se sumó recientemente a la campaña nacional centrada en la inspección de los establecimientos de compra-venta de oro y metales preciosos. Por ello, durante los últimos cuatro meses de 2012, los tres servicios provinciales han visitado 48 locales -13 en Huesca, 27 en Zaragoza y 8 en Teruel-. De todos ellos , 47 incumplen algún apartado. "Algunos casos son irregularidades subsanables, pero otros van a ser objeto de las medidas oportunas", señaló Sergio Larraga, director general de Consumo.