“De no ser por los vecinos, el pueblo entero hubiera ardido"

Un agricultor de Asín que no quiso salir de la localidad cuenta cómo vivió el incendio.

Campos enteros quemados junto a la localidad de Asín por el incendio en las Cinco Villas.
Campos enteros quemados junto a la localidad de Asín por el incendio en las Cinco Villas.
César Manso/Afp

Con los nervios a flor de piel, Jesús Abadía vio cómo una pequeña columna de humo blanco se convirtió en pocos segundos en un incendio devastador que no solo arrasó los cultivos de su pueblo sino que obligó a desalojar a los vecinos del municipio de Asín y de otras localidades de la comarca de las Cinco Villas.


Él opto por quedarse en su pueblo natal (Asín) a pesar de la insistencia de los agentes de la Guardia Civil y del cuerpo de Bomberos por dejar el municipio y refugiarse del fuego en Luesia. “No podía abandonar a los animales ni las tierras”, dice Abadía. "Cuando ves las llamas tan cerca piensas qué puedes salvar. Pero te ves impotente. Piensas en todo y nada a la vez", confiesa este agricultor de 53 años.


Pero además de sus propiedades, otro motivo le instó a permanecer en Asín. “Tenía medios y maquinaria para poder ayudar a apagar el fuego. Conozco bien el monte y los caminos del pueblo y eso agilizó el trabajo de los agentes”, comenta Abadía. 


De hecho, la madrugada del sábado Abadía estuvo toda la noche con su tractor intentado para el fuego junto a dos patrullas de Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza. “Conseguimos parar el fuego y estuvimos refrescando la tierra pero el domingo solo había un camión de Bomberos para todo el pueblo y la zona volvió a arder”, lamenta el agricultor.


“Se habrían salvado 300 hectáreas de cultivos si más técnicos hubieran estado pendientes de esta zona que en un principio salvamos del fuego”, critica Abadía, quien asegura que el operativo de extinción de incendios no está bien coordinado. “Unos 25 vecinos nos quedamos en el pueblo. Les dijimos que no nos íbamos. Queríamos evitar que el fuego entrase y si hubiéramos abandonado, el pueblo entero estaría en llamas. Somos los que mejor conocemos el terreno”, asegura: “Si no hubiese sido por los vecinos, el pueblo entero hubiese ardido”, sentencia Abadía.


Pero, aún así los daños provocados por el fuego son devastadores. “No ha habido otro incendio tan grande en tan poco espacio de tiempo”, reconoce este agricultor que dice estar apenado. “Lo pasé fatal sobre todo cuando se originó el fuego y empezó a extenderse por los cultivos porque sabía que mi hijo estaba en el campo y pensé que se le iba a tragar el fuego”, recuerda angustiado este agricultor: “Cuando escuché su voz, ya me quede tranquilo”, confiesa.

“El fuego ha teñido Asín de negro”

A estos momentos de angustia se une la desolación del paisaje. “El fuego ha teñido Asín de negro”, sentencia este agricultor. Y no solo eso. El incendio se ha llevado por delante a cultivos, animales y vegetación que había empezado a brotar. “Vi correr jabalíes y cabras detrás del fuego. Pocos se han salvado”, señala Abadía.


“Mis cabras gracias a Dios se salvaron”, cuenta: “Entraron en la paridera, en vez de huir y labré alrededor para cortar el fuego. Si se hubieran escapado ahora estarían muertas”. Lo que no pudo salvar este agricultor fueron sus 40 hectáreas de trigo que había cultivado meses antes. “Se han quemado por completo”, sentencia Abadía: “Desde que soy agricultor siempre he asegurados todos mis cultivos pero este año empecé a cosechar antes y por una cosa o por otra se me pasó. Nadie imaginaba que un incendio así podía arruinar toda la cosecha”, cuenta apenado. 


Este agricultor calcula que unas 2.000 hectáreas de cultivos de las 2.800 que tiene el municipio de Asín han quedado calcinadas por el fuego. “Ha sido un duro golpe para todo el pueblo. Estamos con mucha pena”, concluye Abadía.

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