Calatayud vive su madrugada más especial

Anoche llegaba el fin de la fiesta después de una mañana de tradiciones con la romería hasta la ermita de San Roque

Aún era casi de noche cuando decenas de peñistas emprendieron la caminata de la ermita.
Calatayud vive su madrugada más especial
Macipe

Calatayud despedía ayer las fiestas de San Roque y vivía la madrugada más mágica para acompañar al santo hasta su ermita. Unos madrugaron para cumplir con la tradición y salieron de la cama a las 5.00. Otros aguantaban el sueño sin pasar por casa hasta el final de las vaquillas matinales. 


El 16 de agosto es el día en el que el protagonismo de la celebración recae en la cofradía que preside Yolanda Melendo. «Es intenso y emotivo», decía en la era, en la que los cofrades reparten chocolate con un dulce típico Calatayud. «Son 600 litros de chocolate y 100 kilos de bizcochos, que luego llevamos a las residencias de ancianos y a los niños del Desbarajuste».


A la cita acuden los futuros peñistas de un colectivo que este 2014 cumple 55 años y homenajea con un vino de honor a quienes han estado al frente de ella, y han trasmitido qué es ser peñista y sanroquero. Así se sienten Carlos y Juanjo dos bilbilitanos de 17 años de El Cachirulo, que hicieron la romería sin ir a dormir. «Aunque parece que todos los años es lo mismo, cada edición es diferente a la anterior», indicaban los chavales. Otro grupo de chicas, peñistas de la Solera y la Noguera, entonaban el repertorio de temas que una y otra vez han gritado los ‘speakers’ de las charangas. Su opinión de las fiestas es buena, aunque «el tiempo ha sido frío por la noche» y «la chapa está muy cara, ¡a 95 euros!». Desaprobaban también la música de DJ y la zumba en las vaquillas porque «te ponen la cabeza como un bombo, y a esas vaquillas vas a dormir», bromeaban. 


«Para mí este es el día es el más típico de San Roque», decía Consuelo Callejero, que lleva más de 30 años subiendo a la romería. «Son momentos especiales, se sube bailando con las charangas, se hace la misa, se baja a por el chocolate y luego pedimos las vaquillas porque ahora hay a diario, pero antes solo se hacían el día de San Roque», explicó. Como ella, Pilar destacaba que «es muy bonito subir de noche y ver amanecer». Con dos amigas, Pilar y Asun, madrugó para vivir las primeras horas del día grande de estas fiestas. «Aquí nos juntamos todos, los peñistas y los que no somos», afirmaban. 


Dentro de la era, echando una mano a la cofradía estaba Venancio Navarro, de Los que Faltaban. «No soy cofrade, pero soy del barrio de San Roque de toda la vida y como ellos me han ayudado para otras cosas, hoy me toca a mí». Desde niño forma parte de la cofradía Gonzalo Entrena, el preboste entrante que desde el 15 por la tarde tiene la imagen del copatrón los doce meses siguientes. «Hace mucha ilusión. Esta mañana se han juntado en casa amigos, familiares, y la emoción ha sido máxima». 


Con cierta pena y «alguna lagrimilla», despedía al santo el preboste saliente, Carlos Molina, porque asegura es una suerte tenerlo en casa, ya que es difícil que te toque. Lo decide un sorteo entre los 670 cofrades que son en la actualidad. Las últimas horas de estas fiestas son también de balance. «Muy positivo» es el que hacía Efrén Navarro, el peñista del año, al que le resultaba imposible destacar algunos momentos porque sin distinción ha disfrutado «uno tras otro, y ha sido un no parar». 


El alcalde, José Manuel Aranda, a horas de la traca final, indicaba que según le habían trasmitido desde Interpeñas, este año habían sido unos 150 peñistas más que el año anterior. Hoy la ciudad recupera la normalidad y empieza de nuevo la cuenta atrás.