Villamayor enciende sus fogones para ayudar a vecinos con dificultades

La localidad zaragozana ha puesto en marcha una iniciativa en la que trabajan 76 voluntarios para alimentar una vez al día a vecinos con dificultades económicas.

Voluntarios trabajando en la cocina de Villamayor
Villamayor enciende sus fogones para ayudar a vecinos con dificultades

En la localidad zaragozana de Villamayor se ha despertado una red solidaria para ayudar a los vecinos que atraviesan problemas económicos por culpa de la crisis. El Ayuntamiento, la Cruz Roja y las Hermanas de la Orden Terciaria Capuchina llevaban dándole vueltas al proyecto desde abril del año pasado, pero no fue hasta mediados del pasado mes de enero cuando los fogones de su cocina solidaria empezaron a funcionar. El proyecto se denomina ‘Entre Platos’ y también cuenta con el apoyo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), que ha aportado una subvención de 45.000 euros para su puesta en marcha.


Preparan comidas y las reparten de lunes a sábado entre 35 usuarios procedentes de una decena de familias. Además, un par de veces al mes reparten lotes de desayuno para los once menores implicados entre las familias usuarias, completando así las necesidades básicas de estas personas. En el proyecto hay implicados 76 voluntarios que se encargan de cocinar, limpiar, gestionar las compras, el almacén o de ejecutar el reparto. Se dividen en turnos de cuatro y mensualmente conocen sus días y su tarea asignada a través de la página web del Ayuntamiento, a la que acceden con una clave.


“Detectamos que había una necesidad importante y el Ayuntamiento decidió poner en marcha unas ayudas de emergencia”, recuerda Amparo Anadón, concejal de Cultura del consistorio de Villamayor. “Cuando empezamos a pensar qué podíamos hacer valoramos varias opciones, entre ellas, un comedor social, pero al ser tan pequeño el municipio optamos por esto para preservar la identidad de las personas”, explica Amparo. Y durante todo el año, los promotores del proyecto han trabajando codo con codo junto a los servicios sociales para conseguir sacar adelante el proyecto. “Este año hemos decidido invertir en las personas porque consideramos que están por delante de las obras”, añade la concejal.


La cocina se encuentra ubicada en las instalaciones del antiguo cuartel de la Guardia Civil donde también se encuentra el Centro de Mayores de la localidad y las sedes de las asociaciones del municipio. “Una de las asociaciones que se encontraban allí cambió de ubicación y decidimos montar allí la cocina”, apunta Amparo.


Asimismo, el proyecto también ha contado con la colaboración de otros organismos para poder convertirse en una realidad. Los arquitectos municipales realizaron el proyecto de obra de manera gratuita, y empresas como Balay o el Corte Inglés han contribuido aportando los electrodomésticos necesarios.

“Una escuela de relaciones humanas y compañerismo”

Macarrones con chorizo, perlas y natillas. Es el menú de un día cualquiera. Para elaborarlo, los voluntarios empiezan su jornada a las diez de la mañana y suelen tener todo listo en torno al mediodía para iniciar el reparto.


Una de las cosas que los impulsores del proyecto tuvieron más claras desde el principio fue mantener en el anonimato a los usuarios a la vez que los hacían partícipes del proyecto. Por eso, entre los voluntarios del día también se encuentra colaborando alguno de ellos. “Aquí nos ayudamos los unos a los otros, pero nadie sabe quién de los pinches o los cocineros también es un usuario del servicio”, explica Sole, una de las Hermanas de la Orden Terciaria Capuchina y una de las impulsoras del proyecto.


“Hoy les toca a ellos, pero mañana me puede tocar a mí. Al final, esto también es una escuela de relaciones humanas y compañerismo donde todos aprendemos”, añade Sole, quien destaca la generosidad y la disponibilidad de todos los vecinos del municipio. “Sin estos factores, no se podría haber llevado a cabo el proyecto”, destaca.


Además del trabajo de los voluntarios, los vecinos del municipio también realizan constantes donaciones de alimentos frescos y se están implicando en el proyecto. “Hoy, un agricultor nos ha traído cuatro cajas de borrajas y otras tantas de acelgas”, explica otra voluntaria, quien asegura que por la calle la gente les para constantemente para ver qué necesitan. “Hace poco nos donaron un palé entero de leche y en el colegio también han puesto en marcha varias campañas para recoger alimentos dirigidos a los menores, que son los que más nos preocupan”, concluye.