ZARAGOZA

Las cuatro comarcas de Aragón más castigadas por la despoblación se sitúan en Zaragoza

El Aranda, la Ribera Baja, Campo de Belchite y Campo de Daroca pierden habitantes y no reciben inmigración.

La despoblación es un mal endémico en Aragón que, sin embargo, ha mitigado sus efectos en los últimos años. Aun así, las zonas rurales de Zaragoza son las que menos han notado esta mejoría y, de hecho, cuatro comarcas de la provincia registran la tasa de crecimiento real más baja de la comunidad. El Aranda, la Ribera Baja del Ebro, Campo de Belchite y Campo de Daroca se han visto castigadas por un doble efecto: al bajo nivel de nacimientos se ha unido la nula llegada de inmigrantes. Paradójicamente, a pocos kilómetros de estos cuatro territorios, en el entorno metropolitano de la capital, se ha vivido la mayor expansión de Aragón.


Los datos provienen de un estudio que ha elaborado investigadores del Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (Ceddar) para el periodo de 2000 a 2007, y que, en su conjunto, arroja conclusiones positivas: solo nueve de las 33 comarcas de la comunidad han perdido población en este periodo, lo que supone un vuelco a la tendencia del pasado siglo XX. Sin embargo, también deja en evidencia dónde continúan los problemas.


El Aranda (-5,07%), la Ribera Baja (-1,26%) y Campo de Belchite (-1,05%) son las únicas comarcas en todo Aragón con saldo migratorio negativo entre 2000 y 2006. Esto no ha sucedido en Campo de Daroca (+4,03%), donde la baja tasa de crecimiento vegetativo (-9,95%) -la diferencia entre el número de nacidos y el de fallecidos- hace que su tasa de crecimiento real también sea negativa. En conjunto, son las comarcas que más población pierden, por delante de las Cuencas Mineras y los Monegros.


En el caso del Aranda y de Campo de Belchite, la situación está muy ligada a la crisis industrial que viven desde hace años, por la competencia de precios en el mercado de zapatos en un caso y por la deslocalización del mercado automovilístico por el otro. Mientras, en las otras dos han podido influir más factores como las malas comunicaciones.


El entorno metropolitano


Y, si esto sucede en las zonas rurales de Zaragoza, el fenómeno vivido en el área metropolitana de la capital es justo el contrario, con un crecimiento extraordinario. Hay un dato revelador: si la mayor concentración de población nueva se ha experimentado en los municipios de entre 2.000 y 5.000 habitantes, un 56% de este impulso lo ha dado el entorno de Zaragoza. Así, si en el año 2000 solo había seis localidades alrededor de la capital en esta horquilla, actualmente hay el doble. "El inicio del siglo XXI ha sido el de la constitución del área metropolitana", sentenció ayer Vicente Pinilla, encargado de presentar ayer el estudio del Ceddar en las sextas jornadas sobre políticas demográficas y de despoblación.


Este organismo ha realizado también un escenario demográfico futuro bajo cuatro criterios. Nueve comarcas aragonesas perderán población bajo cualquier escenario; frente a esto, otras trece solo disminuirán en número de habitantes en uno de los escenarios posibles, con lo que las perspectivas no son del todo negativas.


Por último, Pinilla también expuso las recomendaciones que plantean. Según el estudio del Ceddar, si el Gobierno de Aragón aspira a estabilizar la población de las comarcas , debe incidir en una variable clave: la tasa migratoria. El análisis recoge que influenciar en el crecimiento es mucho más complicado, pese a lo cual recomienda, "por razones de equidad", aplicar el "modelo escandinavo" -como dijo Pinilla- de implementar medidas para conciliar la vida familiar y laboral, activar el empleo femenino y fomentar medidas de acceso a la vivienda. Finalmente, los investigadores del Ceddar aluden a la concentración de servicios en las cabeceras, y consideran una política "razonable" -"incluso aconsejable", matizó Pinilla- que el Ejecutivo autonómico aglutine esta oferta en las capitales comarcales.


Tras esta intervención, una mesa redonda compuesta por representantes de varias comarcas regresivas hicieron balance. La presidenta de la Ribera Baja del Ebro, Felisa Salvador, manifestó que, en su opinión, los vecinos de estas zonas "no valoran lo que tienen en su tierra". La también alcaldesa de Cinco Olivas incidió en la "tradición de los padres" de mandar a trabajar a sus hijos a Zaragoza, ciudad que calificó de "tragachicos".