fiestas del pilar
La Virgen recibió un coral Abrazo Jotero lleno de amor, devoción y sentimiento
Más de 250 cantadores, músicos y bailadores participaron en la segunda edición de este acto, que pone broche de oro al protagonismo de la jota en las fiestas de la ciudad.
Emoción y sentimiento. El Abrazo Jotero puso broche de oro ayer, entre salvas de aplausos, a nueve días intensos de Fiestas del Pilar. Iniciado el año pasado y con vocación de convertirse ya definitivamente en el gran acto folclórico del último día de las fiestas, el Abrazo Jotero citó en la plaza del Pilar a más de medio millar de personas, que siguieron las actuaciones con atención y aplaudiendo con júbilo a cantadores, bailadores y músicos. Muchos de los que estaban en pie, aprovecharon para marcarse un baile improvisado o para hacerse selfis con el escenario de fondo. El Abrazo tuvo respeto, pero también fue una fiesta.
El director musical del encuentro fue, un año más, Sergio Aso, responsable de la rondalla del Certamen Oficial de Jota. «La iniciativa nació como una cita en la que el rico y variado universo del folclore aragonés mostrara con su trabajo y arte el cariño y devoción que siente por la Virgen del Pilar», aseguraba Aso momentos antes de subir al escenario. Y añadía: «este año el formato es distinto al del pasado. Si en 2021 buena parte del Abrazo tuvo lugar en el interior de la basílica del Pilar, frente al camarín de la Virgen, este año todo se ha planteado en el exterior del templo, ante la Virgen cubierta de flores tras la Ofrenda. El año pasado, como procedía por transcurrir en buena parte dentro de la basílica, el acto fue íntimo y ceremonial. En esta ocasión, sin embargo, hemos optado por un Abrazo mucho más cercano a la gente, menos rígido y más popular, aunque no desenfadado». También cambió la hora. Si en 2021 fue a las 10 de la noche, casi ya en el cierre oficial de las fiestas, ayer tuvo lugar a las 17.00, con luz solar.
Llenazo en la plaza
Y sí, fue un Abrazo más popular. El valdealgorfano Marc Pardo, conocido por su participación en el concurso ‘Jotalent’, ejerció de maestro de ceremonias de un espectáculo que llenó las localidades de asiento quince minutos antes de alzar el telón, algo que se vio favorecido también, a diferencia del año pasado, por el hecho de que la pandemia ya está un poco en segundo plano. Pardo condujo con mano sabia la ceremonia, y ello hizo que apenas superara la duración prevista. Se inició a las cinco de la tarde y a las seis en punto ya estaba todo a punto para la ‘Plegaria a la Virgen’, el canto final, con todos los artistas y el público.
Pero eso llegó después de una intensa hora de jota bailada y cantada. El Abrazo nació también como un escaparate en el que muchos de los grupos folclóricos de Zaragoza y provincia presentan al público sus creaciones. Así, por ejemplo, ayer abrió el fuego el Grupo Folclórico el Pilar, que cantó ‘Las esbriznadoras’ y bailó una coreografía propia, inspirada por la ciudad de Zaragoza, ‘Cierzo’. En primera fila, frente al escenario, la aplaudió con ganas el alcalde de la ciudad, Jorge Azcón, que estaba acompañado, entre otras autoridades, de la vicealcaldesa Sara Fernández y de otros representantes instituciones. Además, asistieron Paloma de Yarza López-Madrazo, presidenta de HERALDO DE ARAGÓN; Fernando de Yarza Mompeón, vicepresidente; Mikel Iturbe, director; y Eliseo Lafuente, gerente de Medios Regionales de HENNEO.
Muestra de folclore aragonés
La Asociación Folclórica Puente de Piedra fue la siguiente en subir al escenario y lo hizo para cantar una jota de estilo y bailar la jota de Alcañiz, y le sucedió el Grupo Folclórico Nuestra Señora de Burjazud, que interpretó la ‘Habanera de Villanueva de Gállego’, uno de los cantos corales más demandados al grupo.
Una de las características del último Abrazo fue su variedad: en él se pudo ver tanto jota de estilo como coreografiada, y se cantaron jotas, obviamente, pero también habaneras, pasodobles, boleros e incluso pasacalles de zarzuelas, todos ellos, eso sí, relacionados con el folclore aragonés. Por cantarse, incluso las voces de Estampa Baturra, grupo que pronto cumplirá 25 años, ofrecieron su propia versión de la popular canción ‘Días de albahaca’, de La Ronda de Boltaña. El repertorio fue, otro año más, una breve pero completa antología del folclore aragonés.
Minutos antes de que actuara Estampa Baturra, Marc Pardo hizo su ofrenda particular. De espaldas al público que abarrotaba ese tramo de la plaza del Pilar, pero de cara a la imagen de la Virgen repleta de flores cantó una jota para ella: «Entró un jilguero al Pilar/era el alma de un jotero/que en vida no pudo entrar/para cantarle a la Virgen».
Pasado el ecuador del Abrazo, y con el público ya entregado, se aceleraron las actuaciones: Las rondallas de las escuelas de jota de Luceni, Santa Isabel y Bajo Gállego interpretaron el conocido pasacalles de la zarzuela ‘La Dolores’; el grupo La Jota en Zuera cantó ‘El agua pa’ bautizar’, Vientos de Aragón hizo lo propio con una jota de Teruel y la Escuela de Estela Alarcón la conocida ‘Sierra de Luna’, que fue una especie de ensayo de la canción final y parte del público coreó. La Escuela de la Familia Morales García ofreció una jota de estilo y el bolero de Zaragoza.
Y, así, todos los participantes se reunieron sobre y junto al escenario, porque éste era imposible que los acogiera a todos, y después de que el reloj de la basílica diera las seis en punto de la tarde, todos juntos entonaron la plegaria aragonesa, que se inicia con otra jota famosa: «Ante el Pilar de la Virgen/Reina de la Hispanidad/juran los aragoneses/cuando quieren de verdad». Como el Abrazo no es una actuación folclórica, con la ‘Plegaria aragonesa’ se acabó todo. Buena parte del público se resistió a abandonar su localidad porque quería más. No hubo ocasión. Será ya en 2023, cuando cerca de 300 joteros (el número de participantes crece en cada convocatoria) vuelvan a rendirle tributo a la Virgen del Pilar.
