El Rosario de Cristal llenó de devoción durante tres horas el Casco Histórico de Zaragoza
Unos doscientos grupos acudieron a la cita que este año ha contado con el gran cambio de la tecnología.
Un singular rosario compuesto de faroles de cristal recorrió este jueves las calles del Casco Histórico como una forma luminosa y solemne de demostrar, de nuevo, la devoción por la Virgen del Pilar. Zaragoza recuperó el Rosario de Cristal tras dos años en blanco por culpa de la pandemia, una cita tradicional -viene celebrándose desde 1889- y muy esperada que, como está ocurriendo con casi todo en estas fiestas de la vuelta a la normalidad, volvió a obtener un buen recibimiento por parte del público.
La procesión comenzó, con puntualidad, a las 19.00, pero desde tiempo antes la plaza de San Pedro Nolasco y las puertas de la iglesia del Sagrado Corazón ya se encontraban repletas. El trajín de los cofrades y sus familias preparándose para la salida se entremezclaba con quienes aguardaban pacientemente para observar en primera fila la aparición de las carrozas y los estandartes. La temperatura era agradable, lo que también animó a los zaragozanos a echarse a la calle y amenizar la espera en alguna terraza.
Como la última vez, alrededor de 200 grupos de Zaragoza y de casas regionales del resto de España participaron en el Rosario de Cristal. También agrupaciones de pueblos, parroquias, centros culturales, Bomberos y Policía. En total, unos 1.500 cofrades desfilaron por el corazón de la capital aragonesa.
Siempre suele ser un momento multitudinario de las Fiestas del Pilar, ya que se trata de un acontecimiento emblemático que, por las características de sus figuras, resulta único. A falta de los datos de este jueves, en varias veces se han llegado a registrar hasta 150.000 personas entre espectadores y participantes. No obstante, en esta ocasión el hecho de que fuera día laborable rebajó un poco la afluencia de público y se pudo disfrutar de los faroles cómodamente en casi todos los tramos del recorrido.
Para el Rosario de este año no hubo novedades destacables en los pasos. Sin embargo, Como explicaron desde la organización, el gran cambio fue la tecnología. De los 322 faroles que componen la procesión, 250 llevaron iluminación led, por lo que ofrecieron más luz y con un menor consumo. El objetivo es, con el tiempo, que todos sean de este tipo.
Antes de iniciar el recorrido, los organizadores pidieron a través de la megafonía un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus. Después, dieron la bienvenida "a los participantes y devotos". "Las calles volverán a contemplar tras dos años los misterios y faroles", indicaron.
Tres generaciones unidas
Entre cientos de personas, allí aguardaban su turno para incorporarse a la procesión Pilar Morlanes y María Jesús Díez, madre e hija, acompañadas del resto de la familia. Tres generaciones de mujeres unidas por la misma tradición y muy ilusionadas por poder recuperar por fin un día tan especial para ellas. "Todas venimos desde que nacimos gracias a mi madre, es con quien comenzamos a salir en el Rosario y además ella nos ha hecho todos los trajes", comentaba Díez, visiblemente emocionada, justo antes de comenzar a caminar junto a los cristales de los misterios.
Solo unos minutos después dio comienzo la procesión, que escenifica un rosario en el que las cuentas han sido sustituidas por faroles de cristal. En concreto, está formada por 15 faroles monumentales que se llevan en las carrozas y 307 faroles de mano (20 para los padrenuestros, 200 para los avemarías, 20 para las glorias, 4 para las salutaciones y 63 para la letanía). Envueltos por un respetuoso silencio, excepto por algunas personas que susurraban oraciones, los cofrades empezaron a salir con las figuras de la iglesia del Sagrado Corazón y enfilaron su camino hacia el Coso acompañados del resto de participantes.
En primer lugar, como siempre, desfilaron las 16 representaciones de los misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos. Pese a que no hubo importantes retrasos, cuando la cabeza de la marcha ya regresaba a San Pedro Nolasco, pasada una hora, todavía no habían comenzado a salir los faroles más grandes. También en algunos momentos se demoró demasiado la salida entre un grupo y otro, por lo que se originaron varios huecos en el trayecto.
El momento más esperado
Aunque la máxima expectación estaba reservada, como suele ocurrir, para algunas carrozas que sorprenden especialmente por su delicadeza y belleza. Una de las que arrancaron más aplausos a su paso fue, como siempre, la que llevaba el farol que representa la basílica del Pilar. Compuesta de más de 30.000 piezas de cristal, fue construida a finales del siglo XIX por el artista Policarpio Valero y Bernabé, natural del municipio de Épila.
Muchos aguardaron en la plaza del Pilar la llegada de esta obra, para poder contemplarla junto al manto de flores de la Virgen y conseguir captar una instantánea con sus teléfonos móviles. Fue una de las zonas más concurridas, igual que la calle de Alfonso I, mientras que en determinados tramos del Coso incluso había huecos libres. No obstante, los más devotos nunca faltan a la cita y hubo incluso quien acudía con una silla traída de casa para contemplar cómodamente el paso del Rosario.
También fue especialmente alabada la carroza de la Hispanidad, que sale en último lugar y que representa una enorme barca similar a la Santa María con la que llegó a América Cristóbal Colón. "Todas son muy bonitas de ver, pero esa es mi preferida. Merece la pena estar aquí tantas horas", comentaba Carmina López, que aguardaba su llegada desde un asiento privilegiado en una de las terrazas de la plaza de España.
