fiestas del pilar 2022

La Sagrada Columna: romana y venerada desde el siglo XV

La pieza de jaspe, que data del siglo I a. C., simboliza la presencia de la Virgen María en Zaragoza.

Un fiel venera la Sagrada Columna en la basílica del Pilar.
Un fiel venera la Sagrada Columna en la basílica del Pilar.
Heraldo

A la hora de hablar de fe y de cariño hacia la Virgen del Pilar es inevitable evocar dos elementos: la propia imagen devocional y la Sagrada Columna. Su existencia, sin embargo, dista considerablemente en el tiempo. «Lo que es antiguo, romano y se puede documentar en el siglo I a. C. es, sin ninguna duda, la Sagrada Columna», asevera con seguridad Domingo Buesa, catedrático de Historia y una de las voces más autorizadas para referirse con minuciosa precisión a todo lo que rodea a esta figura. Una pieza sobre la que giran innumerables mitos y leyendas, pero que representa también un mensaje cargado de valor: la Virgen estuvo en Zaragoza.

Una teoría de la que Buesa dice estar «convencido», ya que la actual capital de Aragón era «una ciudad muy importante en las comunicaciones con Roma». Pero para referirnos a la importancia de la Columna en la actualidad hay que remontarse hasta los primeros tiempos de la humanidad. Los pueblos paganos consideraban que se trataba de la representación del eje sobre el que se sostiene el mundo, mientras que los griegos creían que simbolizaban el poder divino, considerándolas incluso manifestaciones de sus dioses. El cristianismo, por su parte, descubre el valor de la columna en el Antiguo Testamento, a partir de que el rey Salomón la equipare a la representación de Dios.

Será entre 1750 y 1765 cuando se edifique la Santa Capilla en el interior de la recién construida catedral del Pilar con un claro objetivo: albergar con dignidad la imagen devocional de la Virgen. Sin embargo, uno de los grandes quebraderos de cabeza era cómo mantener en el mismo sitio donde estuvo en el siglo I la Sagrada Columna, que representa la presencia de María de Nazaret en Zaragoza. Para ello, el arquitecto José Julián de Yarza recibe el encargo de inspeccionar su estado, lo que provoca que deje hecho el primer dibujo a escala que queda de la columna.

«Con esa primera inspección documentada quedaban fijadas las medidas de la Sagrada Columna: 1,77 metros de altura y 24 centímetros de diámetro», explica Domingo Buesa. Según el catedrático, la Sagrada Columna ya se veneraba en 1413, puesto que sabemos que la gente «se arrodillaba a besarla». En la actualidad, la Columna sobre la que se sitúa la imagen devocional de la Virgen del Pilar solo puede apreciarse a través de un óculo abierto detrás del camarín, que deja accesible a los fieles una zona de la parte inferior de la Columna.

«Se puede venerar a través de un óvalo de 14 centímetros de oro, que nos permite acceder a tocarla y a contemplar cómo la devoción de los fieles ha ido desgastándola», señala el libro ‘La Sagrada Columna. El Pilar de Aragón’, escrito en 2016 por Buesa, que rehuye de cualquier tipo de mito sobre el aroma de la Columna. «Las leyendas pueden generar lo que quieras, pero yo creo que no huele. Por una razón muy clara: el mármol no huele. Ha habido muchas y muy variadas leyendas», apunta el historiador.

Óvalo que rodea la Sagrada Columna del Pilar.
Óvalo que rodea la Sagrada Columna del Pilar.
Heraldo

Con origen en Tortosa

La Sagrada Columna está hecha de jaspe que, según apuntan los geólogos, procede de las canteras de Tortosa. Un yacimiento que exportaba sus piedras a otras provincias de Roma, tanto por mar como por el propio río Ebro (cuando era navegable). Sus colores oscilarán del amarillo al rojo, aunque en algunas zonas presenta tonos violáceos. Conviene también hacer una pequeña referencia a la protección de la Columna, ya que tras un primer forro de bronce, puesto en la edad moderna, en 1739 se colocó un segundo de plata.

Tal y como señala Buesa, la reina Blanca de Navarra era una gran devota del templo del Pilar. «Esta reina es la que seguramente regala la imagen en 1432 o 1433. Cuando esto ocurre, después del milagro de la vuelta a la vida, empiezan a cobrar relevancia las dos piezas: la columna y la imagen. Es tal la vinculación, que en el siglo XV ya se colocan mantos a la Virgen», afirma.

El otro acontecimiento histórico muy vinculado a la Columna es el milagro de Calanda, ocurrido el 29 de marzo de 1640. Aquella noche, el joven Miguel Juan Pellicer, de 23 años, recupera en sueños la pierna que le habían amputado. «En ese momento hay un giro brutal y el manto comienza a bajarse, de tal forma que se muestra más la imagen y se va ocultando la Columna, que comenzó a perder importancia a partir del siglo XVII», sentencia Buesa.

La trascendencia del milagroso acontecimiento, ocurrido por intercesión de la Virgen del Pilar, derivó en un significativo aumento de las peregrinaciones, obligando a construir un templo nuevo. La primera piedra se colocó en 1681, pero la obra no finalizó hasta 1765. El arquitecto real Ventura Rodríguez fue el encargado de modernizar el espacio que albergaba el altar de la Virgen y la Sagrada Columna, que permaneció en su sitio donde se mantiene vigente hasta nuestros días.

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