En el Pilar, Zaragoza se escribe con jota

Pocas cosas vertebran tanto Aragón como la jota. Y durante estas fiestas, estará más presente que nunca

¿Cómo imaginar unas fiestas del Pilar sin la presencia de la jota? La jota es la imprescindible música de fondo de los festejos, canto de alegría que se baja de la garganta a las piernas como expresión total de un sentimiento que nos envuelve. Sí, la jota es también expresión de otros muchos estados de ánimo, pero en octubre solo puede existir uno, el de la unidad participativa en todos los actos festivos.

Pocas cosas vertebran tanto Aragón como la jota. Y durante estas esperadas fiestas mayores de Zaragoza, las primeras en plenitud tras dos años deslavazadas por la pandemia, es más protagonista que nunca. Y no solo porque en muchos puntos de nuestras plazas y calles se ofrecen esta danza y este cante, sino porque en breve se decidirá si es declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. Por ello, el pregón que ha dado inicio a las fiestas ha tenido como protagonistas a dos parejas de joteros, Sara Moreno (15 años) y Diego de Pablo (12) y José Miguel Pamplona (70) y Sara Caballero (39), que pusieron voz a las palabras de José Luis Melero, colaborador de HERALDO, amante y estudioso de la jota e hijo predilecto de la ciudad.

El testimonio más antiguo de la jota es un villancico de 1666, de Gaspar Ruiz de Samaniego, que se conserva en el archivo del Pilar. También aparecen jotas en la música teatral del siglo XVIII, y de 1828 data una referencia a las primeras rondallas, en las fiestas que Zaragoza dedicó a Fernando VII.

Algunos acontecimientos, de forma transversal, ayudaron a difundir la jota: Imperio Argentina triunfó en 1935 con la película ‘Nobleza baturra’; seis años después, en 1941, se creó la escuela oficial de jota, y en 1958 Zaragoza acogió un Homenaje nacional a la jota, el mismo año en que se celebró la primera Ofrenda de Flores.

Larga también es la estela de la tradición jotera en los Pilares. Fue en 1886 cuando se celebró el primer Certamen Oficial de Jota Aragonesa, dentro de los actos que conformaban el programa de las fiestas. En la celebración se daban cita los mayores artistas de la noble trilogía de la jota, canto, baile y rondalla.

Como curiosidad, esta perla: las fiestas de 1917 pasaron a la historia porque fracasó Miguel Fleta como cantador. El de Albalate de Cinca fue descubierto por Miguel Asso, que empezó a darle clases. Desgraciadamente, no le eligió bien las obras que cantó en el certamen y alguna de ellas fue tan chabacana como esta: "Aunque tus padres te den/ el macho y la mula blanca/ no me casaré con ‘tú’/ porque eres estrecha de ancas". Además, tuvo que medirse nada menos que con Romualdo Arana ‘el Sansón de Zuera’, María Asensio, Felipe Colmán y Domingo Martínez, que fue quien acabó ganando. Fleta pasó completamente inadvertido.

Fervor popular

Hoy en día, el veterano concurso, que durante décadas tuvo como escenario las vetustas tablas del Teatro Principal, se celebra en la Sala Mozart del Auditorio con gran éxito de participación (en esta edición hay 359 inscritos para las diferentes categorías) y no menos entusiasmo del público. Como manda la tradición, los ganadores actúan en el escenario de la plaza del Pilar el día grande de las fiestas, el 12 de octubre. Además, este año el sector de la jota rendirá un sentido homenaje al jotero Jesús Gracia durante el certamen.

Otro clásico escenario jotero de las fiestas del Pilar estaba ubicado en la glorieta Sasera, junto a la entrada principal del Corte Inglés del paseo de Sagasta. Allí se levantaban las tablas que desde 1982 acogían las actuaciones del ballet Baluarte Aragonés, con gran éxito de público, dando a la calle el ambiente jotero del saber bailar y cantar. Hace unos años, el grupo jotero y la firma comercial decidieron instalar escenarios en el interior del edificio, donde actuaban los bailadores, la rondalla y los cantadores. Este año, los pases tienen lugar en la planta quinta del establecimiento, y Baluarte Aragonés también ofrece su virtuosismo en los salones del colegio de Corazonistas.

La carpa instalada en la calle Moret también recogió durante varios años las actuaciones de cante, baile y rondalla. Más efímero fue el escenario jotero de la plaza de San Bruno, que estuvo vigente en las fiestas de 2011 pero echó el cierre al año siguiente con el regreso de las actuaciones de folclore aragonés a la plaza del Pilar, donde siguen desde entonces en el gran escenario de la fuente de la Hispanidad para deleite de todos los públicos.

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